La Iglesia repleta de fieles
21/03/22 17:17 | Locales
En el día de San José, el Santo Patrono de la Iglesia San José, el Padre Javier Perelló compartió una reflexión con la comunidad de fieles, que llenaron cada rincón del templo. Como Moisés, San José también recibe la palabra de Dios, pero ya no escrita en piedra, sino hecha carne. Junto con la Virgen, fue el que más cerca estuvo de Dios.
“Hablaba todo el tiempo con él y tenía una cercanía impresionante. Él nos regaló a Jesús a nosotros, a toda la familia de la humanidad. Su corazón se fue haciendo cada día más hermoso, por la grandeza, inocencia y belleza del niño Jesús que creció a su lado junto con la Virgen.
Oraba siempre en silencio con cariño, en lo personal. Esto nos deja como enseñanza que a veces debemos buscar el silencio, antes de agredir, antes de insultar o de mentir. Guardamos el hablar para dar un buen consejo o decir cosas constructivas. El silencio nos ayuda mucho, a pensar, a que se vaya el enojo, a creer y también a rezar. Es necesario tomarnos ese segundo de silencio para poder rezar. Ahí surge el miedo a veces, porque comenzamos a encontrarnos con nosotros mismos.
San José ahora es custodio, de esta comunidad y de toda la Iglesia en General. Un hombre humilde y obediente, con una virtud que a veces permanecía oculta. Aunque muchas veces no comprendía lo que Dios le pedía, siempre decidía hacerle caso sin cuestionar, callando lo malo y diciendo lo bueno.
Pidámosle a Dios que nos enseñe a buscar esos momentos de silencio, como San José, y también a orar, con alegría en el rostro y con humildad. Que no perdamos la belleza de haber conocido a Jesús y a María como lo hizo José, para inclinarnos a las necesidades de los demás. Sencillos, humildes y silenciosos, sufriendo los embates de la vida y los problemas con esa serenidad y mansedumbre”
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