Padre Javier Perelló
27/03/22 11:21 | Locales
“Hoy compartimos el evangelio muy conocido sobre la parábola del Hijo Pródigo, o también llamada del Padre Misericordioso. El hijo más chico pidió su herencia por anticipado, y se gastó su plata en una vida bastante mala. Le agarró el hambre y la miseria. Entonces decide volver a la casa de su padre. Un buen Hijo siempre regresa a la casa de su padre, que da esa seguridad, aunque había hecho muchas cosas malas. Y siempre es de buen padre esperar a los hijos, y no cerrarles la puerta. El hermano, en cambio no lo esperaba, y estaba enojado. Si permanecerá en la casa obedeciendo y ayudando, y por lo tanto cumplía con su papel de buen hermano. Estas son las tres enseñanzas lindas que podemos sacar de este texto. Siempre tenemos que volver a nuestro padre, por muy malo que sea lo que hayamos hecho. Como hermanos, debemos ser pacientes y esperar, pero quedarnos en nuestro lugar, aunque a veces parezca injusto.
Sin embargo, el hermano mayor se quedó afuera, y sintió envidia. Esto nos puede pasar a nosotros, cuando venimos a misa siempre y cumplimos y vemos otro que es perdonado y aceptado y sabemos que ha obrado muy mal. Pero en esto debemos parecernos a Jesús, no portarnos como peones o como personal de un trabajo, sino como hijos, con esa libertad y también alegrarnos por nuestros hermanos, porque sino nunca será una fiesta. Si el que se va permanece y no vuelve, y el que se queda no le abre el corazón al hermano, no se produce esa hermandad y esa unidad tan necesarias”
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