Padre Javier Perello

Padre Javier Perello

Sanar nuestro pasado para ser libres y enfocarnos en el presente

Homilía del Padre Javier Perelló en la Iglesia San José de General Lagos

03/04/22 11:29 | Locales

'Siempre miramos para atrás, en las cosas que hicimos mal. Debemos quedarnos con lo terrible, y nos da mucha vergüenza a veces. Eso está bien y está bueno a veces, pero no arrastrarlo constantemente. Ese pasado a veces nos juega como juez en el presente, y vivimos tristes el presente. Hoy las enseñanzas de las lecturas nos muestran a Dios sanando nuestro pasado. No quiere que traguemos lo feo del pasado para vivir como esclavos en el presente. Quier que cambiemos y que aprendamos a vivir con plenitud.

Debemos tomar por ejemplo el ejemplo de San Pablo, que al conocerlo a Jesús, le pareció todo nuevo, mirando a todos los hombres con amor, siempre transmitiendo la buena noticia a los demás. Cuando ya es grande se olvida del pasado, de la vida que llevó, diciendo que aprendió de ese pasado para vivir en el presente, siempre con el objetivo claro de llegar a la meta, que era ser perfecto, pareciéndose a Jesús. Los errores deben hacernos madurar en el Presente. Darle tantas vueltas no sirve, porque se nos va la vida en esto. Jesús quiere hacer algo nuevo con nosotros, que vivamos en la meta, mirando al cielo, y esto nos libera y nos quita un gran peso, porque así somos libres de mucha culpa y de mucho pecado del pasado. Los santos aprenden de sus errores, confiando en Jesús, para no pecar más.

En el evangelio, a la mujer la trajeron ante Jesús. Una cosa horrible. Es triste que te condenen y te expongan a los demás así. Nunca debemos condenar, desconociendo las causas detrás. Es lo mas triste que podemos hacer como cristianos y como hombres. Cuando les dice la famosa frase de que quien no tenga pecado arroje la primera piedra, comenzaron a irse, y los primeros fueron los ancianos. Esto es porque vivieron más. En esa escena Jesús sana dos corazones: el de los auque juzgaban, porque no es bueno vivir con ese corazón duro, sin entender que la ley debe sujetarse al amor a Dios y al prójimo, porque eso arrastra a la injusticia. Hay que evaluar mirando al hombre y a Dios. También la mujer se salvó y fue sanada, porque desde su encuentro con Jesús, su presente comenzó a cambiar, porque se encontró con un hombre que la miraba con toda su hermosura, como persona completa. Ya no tuvo necesidad de arrastrarse, sino que se levantó, se propuso no pecar más y siguió hacia adelante.

Al encontrarse con Jesús, quienes aparecen en este Evangelio saldan sus cuentas con el pasado y comienzan a pensar en el presente de otra manera. Jesús nos invita a esto en el tiempo de la Cuaresma. A vivir como hijos, reconciliarnos con el amor de Dios, para que ilumine con su misericordia nuestro pasado, y mirar hacia la meta, porque nos quedamos en esa historia que en realidad continúa. La reconciliación nos deja entender el sentido de nuestro presente' 'Siempre miramos para atrás, en las cosas que hicimos mal. debemos quedarnos con lo terrible, y nos da mucha vergüenza a veces. Eso está bien y está bueno a veces, pero no arrastrarlo constantemente. Ese pasado a veces nos juega como juez en el presente, y vivimos tristes el presente. Hoy las enseñanzas de las lecturas nos muestran a Dios sanando nuestro pasado. No quiere que tragamos lo feo del pasado para vivir como esclavos en el presente. Quier que cambiemos y que aprendamos a vivir con plenitud.

Los errores deben hacernos madurar en el Presente. Darle tantas vueltas no sirve, porque se nos va la vida en esto. Jesús quiere hacer algo nuevo con nosotros, que vivamos en la meta, mirando al cielo, y esto nos libera y nos quita un gran peso, porque así somos libres de mucha culpa y de mucho pecado del pasado. Los santos aprenden de sus errores, confiando en Jesús, para no pecar más.

En el evangelio, a la mujer la trajeron ante Jesús. Una cosa horrible. Es triste que te condenen y te expongan a los demás así. Nunca debemos condenar, desconociendo las causas detrás. Es lo mas triste que podemos hacer como cristianos y como hombres. Cuando les dice la famosa frase de que quien no tenga pecado arroje la primera piedra, comenzaron a irse, y los primeros fueron los ancianos. Esto es porque vivieron más. En esa escena Jesús sana dos corazones: el de los auque juzgaban, porque no es bueno vivir con ese corazón duro, sin entender que la ley debe sujetarse al amor a Dios y al prójimo, porque eso arrastra a la injusticia. Hay que evaluar mirando al hombre y a Dios. También la mujer se salvó y fue sanada, porque desde su encuentro con Jesús, su presente comenzó a cambiar, porque se encontró con un hombre que la miraba con toda su hermosura, como persona completa. Ya no tuvo necesidad de arrastrarse, sino que se levantó, se propuso no pecar más y siguió hacia adelante.

Al encontrarse con Jesús, quienes aparecen en este Evangelio saldan sus cuentas con el pasado y comienzan a pensar en el presente de otra manera. Jesús nos invita a esto en el tiempo de la Cuaresma. A vivir como hijos, reconciliarnos con el amor de Dios, para que ilumine con su misericordia nuestro pasado, y mirar hacia la meta, porque nos quedamos en esa historia que en realidad continúa. La reconciliación nos deja entender el sentido de nuestro presente'

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