Mauro Petri, residente del barrio La Costa
21/04/22 10:10 | Locales
Mauro Petri es un trabajador que vive en el barrio La Costa desde que era muy joven. Recientemente, denunció que fue intimado por una nota oficial de la Comuna para desalojar esta vivienda en la que también reside su familia, recibiendo a cambio una casa que el mismo estado local le facilitaría, pero que no cumple con lo que necesita para vivir.
Luego de un operativo realizado en La costa, al volver de su trabajo se encontró con que su casa había sido allanada, desordenada, revuelta y con sus ahorros extraviados: “Vinieron a allanar mi casa, y me dieron vuelta todo. Me encontraron supuesta marihuana. Como no nos queremos ir, nos mandan y cosas así. No sé qué pasó. Yo recién vuelvo del río y me encuentro con todo el desastre”, expresó indignado Mauro.
Petri se definió a sí mismo como un trabajador honesto, una persona que la rema todos los días para ganarse su sustento, y además declaró que no es ningún delincuente, sino una víctima más: “Yo me dedico a hacer fletes y agarro changas por todos lados. No tengo sueldo fijo. Resulta que el muchacho que contrató mis servicios para hacer una mudanza o flete tenía cosas robadas, y yo no sabía. Me espiaban por las cámaras, y pensaban que era yo. Me quieren enganchar a mí, pero yo no tengo nada que ver en esto. Tengo mi chata con todo a mi nombre y todo pago, y no voy a estar robando. Quien me contrató para esto me contrató hace unas tres semanas, y no sabía de qué se trataba”
Además, manifestó que si bien consume marihuana de forma personal y privada, no la comercializa: “No vendo, solo tengo una planta chiquita para consumo privado. Hago aceites y se los doy a la gente grande para los dolores. No lo uso para comercio. Además, soy asmático y lo uso por este tema desde los 13 años. No voy a comprar o producir para revender. No soy un narcotraficante”
Mauro no se va a ir de su lugar construido. Esto ya lo ha dejado claro. Además, sospecha de lo que considera un supuesto operativo de inteligencia, que casualmente ocurre a los pocos días desde que recibió la orden de desalojo: “No me voy a ir de mi casa. Ahora menos, porque esto es todo una jugada sucia. La casita que me ofrecieron no es lo mismo que el lugar en donde yo vivo. Así que estamos complicados con el tema ese”.
Finalmente, al filo de la indignación, lamentó: “Me llevaron también la plata que tenía, que eran unos pesos ahorrados. Me dejaron en la lona. Es un garrón, y sin comerla ni beberla pasan estas cosas”
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