Aldo Sacco
28/04/22 11:30 | Locales
Un violento hecho de inseguridad sacudió a la localidad de General Lagos, cuando una familia tuvo que vivir una verdadera pesadilla. Aldo Sacco deja un fuerte testimonio de lo que tuvo que vivir en su domicilio, junto a su compañera de la vida, luego de que golpearan con mucha fuerza su puerta cerca de las 20:00 Hs. Cuando se acercó para ver qué sucedía, se metieron, una mujer y cuatro hombres:
“Me empezaron a golpear, y tengo marcas, en el cuerpo, en la cara y en la boca. Muy violentos. Le grité a Alicia que llamara a la policía, y ella se asomó, y ahí la tiraron al piso. Revolvieron todo y rompieron el teléfono fijo y otras cosas. Se llevaron cinco bolsones de ropa, un celular, el auto, mi documentación, y todo lo que encontraron. De todo, hasta las muestras de sangre. Siempre golpeándome, y a medida que pasaba el tiempo, se ponían más violentos. Me decían que me callaran y me golpeaban. Sinceramente el accionar fue muy violento y agresivo, además de insistir e insistir, apretarme el cuello, y sacaron una tramontana y me marcaban en la cabeza. A mí me subió mucho la presión. Y yo más le preguntaba, y más me pegaban. Llegaron hasta a atarme la boca con una riñonera. Me tenían ahogado y casi pierdo el conocimiento.
Además de violencia extrema, los delincuentes mantuvieron una actitud de sorna y de burla, respondiendo que la ropa que se llevaban era para los chicos de la calle: “Nadie se merece ese trato. Si venían a buscar algo y se lo podían haber llevado de otra manera. Yo temía por mi familia, y por suerte no estaba mi hijo, porque podía arrancar mal, por lo que iba a tener que vivir. Se tomaron todo el tiempo del mundo, apagaron las luces, y le daban tranquilos”.
Estas personas se metieron de manera violenta, como si nada, con total impunidad, empujando y arremetiendo con todo. Solamente una persona se tapó la cara, el resto a cara descubierta: “Entraron como panchos por su casa. Fue media hora de revolver, revolver y elegir. Acá la gente sabe que no tengo ningún tesoro. Les suplicaba que no me destrocen el laboratorio”
Finalmente, quebrado y con una justa indignación, pidió seguridad: “Mucha inseguridad, a las ocho de la noche, en una zona principal, a una cuadra y media de la comisaría. No pasa nadie por la calle, y si pasan no se qué han hecho, en verdad. Hace muchos años que yo estoy acá, y siempre tengo la ventana abierta, porque los conozco a todos. Obviamente no son de acá del pueblo. Se gasta plata en muchas cosas secundarias, y con las cámaras se ve todo, hasta cuando corrí a hacer la denuncia. Tuve que ir de la vecina a pedirle ayuda, y es una persona mayor. Se asustó”. Yo lo que le ruego a la población es que tengan cuidado, porque estamos un poquito a la deriva. Si tienen comercio cierren temprano, lamentablemente vivimos así, porque nadie te cuida y nadie hace nada. Somos ciudadanos honestos que pagamos impuestos, y no recibimos ni seguridad a cambio. No quiero insultar ni despreciar a nadie, pero no están cumpliendo acá. Y en la calle no pasa nadie. Mucha gente se solidarizó conmigo, pero hay que tener cuidado, porque hay autos raros que pasan y miran, pero los cerrojos se terminaron con la pandemia”, sostuvo apenado
Aldo Sacco, junto con su mujer Alicia, es un laburante digno que paga sus impuestos, y al que ya todos conocen, ha dado todo por esta localidad, sacrificándose y trabajando horas extras para poder contribuir con el pueblo y su gente, y para progresar. Y gracias a lo que tuvo que vivir, en algún momento pensó en irse, porque vivió media hora de un calvario que parecía interminable: “Yo no quiero dormir con un arma abajo del colchón, pero si esto es el lejano oeste que nos digan, porque somos gente mansa, y si alguien algún día termina asesinado, ¿quién va a responder? Yo quiero a mis pacientes y estar en paz. Nosotros no dormimos. Yo creí que nunca podía pasar algo así. Parece una película. Es una pesadilla. El alma me duele más que el pueblo. Hoy todavía estoy Shockeado. Comprendo a la gente que pasó por esto. Yo no me lo voy a olvidar nunca.”.
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