Iglesia San Jose

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La vocación de conducir con paciencia, manteniendo un corazón puro y sencillo

Homilía del Padre Javier Perelló

08/05/22 8:27 | Locales

“Conducir y guiar es una responsabilidad muy grande: hay que ponerse firmes, erguidos, y con seriedad. No es fácil hacer lo que pedimos a los otros, aunque sea por su propio bien. Sucede con los niños y niñas, y también con los adultos que deben ser conducidos. Nosotros nos terminamos transformando y elevando la voz, y cada uno quiere hacer lo que quiere. La mayoría se enoja, y algunos lo terminan haciendo.

El libro del Apocalipsis nos dice que Jesús es el cordero que se hará pastor. La enseñanza que nos deja esto es que siendo manso se transforma en alguien que llama a sus ovejas y las guía hacia el padre. Es una hermosa imagen, porque toma la forma de las ovejas para pedirles sin gritar ni enojarse. Una paciencia que es muy difícil de lograr. Por eso en este cuarto domingo de pascua nos muestra la manera de llevar a cabo esta tarea. Él da la vida por el rebaño para hacerle comprender cuál es el camino correcto. Nosotros siempre llegará un punto en el que nos transformaremos o deformaremos. La manera más común de que suceda esto es porque nos enojamos con los que nos toca acompañar, y no confiamos en que pueden cambiar. Él nos dice que conservemos esa calma y que tratemos de no cambiar el corazón, teniendo paciencia.

Jesús nos dice que él conoce sus ovejas y ellas conocen su voz. Esto es terrible, porque a todos nos cuesta conocer a los demás, y nos puede llevar una vida, aunque sean nuestros propios hijos y familiares. Es un sacrificio bueno que hay que hacer. Esto es dar la vida para conducir a los demás. Jesús lo hizo como nosotros, haciéndose hombre, entendiendo nuestras debilidades, sin gritar ni enojarse ni golpear, cosas que probablemente haríamos nosotros. Se nos agota la paciencia, nos cansamos, pero al final vemos los frutos.

Conducir la vida de los demás es un desafío hermoso, pero nos cuesta a veces la propia vida. Es muy difícil, pero es una vocación muy linda la del buen pastor. No nos deformemos con malas maneras, por el contrario, conservemos el corazón para lograr que muchos se encaminen y se conviertan, haciendo el bien por los demás para que se comprenda esto y para demostrar en dónde está el bien para seguirlo, siendo mansos y sencillos, sin transformarnos ni perder la paciencia”

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