Padre Javier Perello
18/09/22 9:25 | Locales
“Es un evangelio bastante raro, pero lo que Jesús quiere demostrar es que ser deshonesto es faltar a la fidelidad. El dinero tiene mucho valor para nosotros, pero a veces nos termina convenciendo de que es lo más importante. Lo guardamos, lo enterramos, lo depositamos y demás. Pero en la vida debemos procurar ser honestos, con la administración, con los gastos y con su utilización. Es cierto que debemos aprovechar los frutos de nuestro trabajo, pero con mis ahorros debo tratar de contribuir o de colaborar con alguien. Es una forma de ser honesto. Ser honesto es saber qué hacer con el dinero, y también disfrutarlo. A veces se gana con injusticia.
La otra enseñanza tiene que ver con la fidelidad, que tiene que ver con no mentir. Va de la mano con el mentir. Ser fiel es confiar, estando bien parado, siendo sinceros y transparentes con las demás personas. Es lo que nos pide Dios, con nuestros dones, nuestro dinero y en nuestra relación con los demás. Dios nos muestra su confianza, amor y cariño, dándonos la vida, los bienes para poder vivir, nos ayuda, nos protege y nos perdona. Su fidelidad se muestra especialmente en esto último, pero nosotros a veces le fallamos y no le somos fieles, muchas veces por considerarnos muy poca cosa, que pensamos que no merecemos su perdón. La fidelidad se mide por la capacidad que tenemos nosotros de comprobar que nos ha perdonado y que nos es fiel.
Nosotros no somos tan fieles u honestos con los demás, y creemos que el corazón de Dios es igual al nuestro. Nos cuesta comprender la fidelidad para con nosotros. Debemos aprender que el que es fiel en lo poco también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho. Hay que pedir el don de la fidelidad, para aprender a valorar el amor de dios y de los demás, su fidelidad, y a perdonar. Estos son bienes para nuestra vida”
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