Padre Javier Perello

Padre Javier Perello

Comprender la miseria de los pobres para poder ayudar al prójimo

Homilía de misa dominical

25/09/22 12:06 | Locales

'Todos conocemos quienes son los pobres. Nos conocemos entre todos. El evangelio nos habla de un hombre al que no le importaba los demás, porque tenía su riqueza. También está Lázaro, que era pobre, no tenía nada, y esperaba comer de lo que caía de la mesa de quienes comían. Los dos se mueren, porque la verdad es que cuando te toca, te toca. Nadie vive para siempre.

Lo que resta de la escena transcurre en el Seno de Abraham, que para los judíos era la felicidad, porque era considerado su padre, y en él descansaban. El rico entonces reconoce que hizo las cosas mal en la tierra, y pregunta si no tiene tiempo de cambiar. Además, pide que se les avise a sus hermanos y familiares, para que se les avise que no cometan sus errores. Pero se le dice que si no escuchaban antes a los patriarcas, profetas, santos, ni a la gente que los quería, un muerto resucitado los hubiese hecho entender.

La enseñanza de este domingo es que tenemos que escuchar en la tierra para no llevarnos una sorpresa buena. ¿Qué debemos aprender? Las cosas buenas: compartir, perdonar y compartir. Ser justos y piadosos, con bondad. Eso tenemos que poner en práctica para entrar en el cielo. A este hombre, sus riquezas no le permitieron escuchar a los demás. Si hubiese al menos ayudado a Lázaro que pedía comida detrás de su puerta, tal vez hubiese podido salvarse. Pero se sentía muy seguro con sus cosas. Nos pasa, cuando estamos cómodos y no pensamos en que hay gente que necesita cosas, a veces incluso que no son materiales, como el perdón, el consejo y la escucha.

El rico no escuchaba a los profetas, a los hombres ni a Dios. No entró al cielo porque no le importó nada en la tierra. Un santo muy sabio decía que siempre hay que ayudar, con un buen consejo, con lo material, o al menos, con respeto, porque nuestra mayor riqueza puede ser también la buena educación, el buen trato, el gesto. Al menos esto no nos puede faltar. Es preferible dejar el prejuicio. Ayudar con poco o con mucho. Si no lo conocemos, no pensemos mal, porque en todo caso, si hizo cosas malas en esta vida, con su pobreza ya está pagando.

Siempre hay que respetar, aunque sea alguien que hace cosas malas, sin pensar el mal. Y si no le vamos a dar nada, al menos tengamos el ser buenos, que es nuestra mayor riqueza. Aprendamos a tratar al otro así. Es lo mejor que podemos regalarle a los demás. A veces, por ejemplo, cuando vamos a un negocio, nos tratan mal, y hasta parece que le estamos haciendo un favor yendo a comprarle. Aunque recibamos maltrato, desconocemos por qué se comportan de esa manera.

Finalmente, debemos recordar que todo lo que gastemos en esta tierra, nos va a servir para el cielo”

Notilagos

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