Iglesia San Jose
09/10/22 10:59 | Locales
“En épocas anteriores, la lepra entonces era una cosa espantosa que no tenía cura. Quién lo padecía tenía que alejarse de la gente. Estos diez leprosos le gritan a Jesús que tenga piedad de ellos. Dios cura en la primera lectura a un general llamado Naamán, y en el evangelio sana a otros diez leprosos, a través de Jesús, que les dijo que se presentaran ante los sacerdotes, que debían comprobar que estaban ya curados. De lo contrario, debían permanecer alejados. En el camino se curan.
Estas curaciones dejan algo. El general de la primera lectura vuelve al profeta, para hacerle un regalo, porque reconoce al mismo Dios que él. Pero de los diez, solo uno volvió a agradecer. A Jesús le dolió esto, porque se preguntó por qué sucedió esto.
En el bautismo, nosotros sanamos una herida, llamada el Pecado Original. Todos nacemos así. El agua lava y purifica, dando nueva vida. Debemos dar gracias por ese regalo, por poder ser hijos de Dios, cristianos y católicos. Es muy importante, porque uno se puede quedar contento, pero no vuelve a darle gracias. Hay que reconocer que le debemos tanto. Por eso es tan importante la misa, a la que nos acercamos precisamente para esto, para darle gracias a Dios, por Cristo.
Debemos reconocer que Dios es la fuente de toda bendición. Respiramos, hablamos y escuchamos gracias a él, el creador del cielo y de la tierra. Nos da el aliento de la vida, pero también su misma vida divina, que compartimos a través del bautismo, y en la herencia del cielo, del que disfrutaremos sin pelea, en paz y por siempre. Hay mucho para agradecer, y debemos recordar cuando nos vayamos contentos, que debemos volver para poder hacerlo”
Notilagos