Padre Aníbal Quevedo
23/04/23 11:39 | Locales
'Lo que ocurrió con los discípulos de Emaús es muy gráfico, y se puede decir mucho de esto. Esto ocurría en la tarde noche del domingo de Pascua. Y estos hombres se estaban yendo de la comunidad de los discípulos, porque no entendían qué fue lo que pasó: nunca encontraron el cuerpo, y estaban confundidos. En el camino, comienzan a charlar. Jesús se suma y les pregunta de qué hablan. Es un recurso que utilizan. Entonces le cuentan qué habían vivido.
El evangelio nos dice que estaban tristes, y está puede ser una posible explicación de por qué no reconocieron que era Jesús quien los acompañaba. Él, luego de escucharlos, les comienza a explicar las escrituras, diciéndoles que son duros para entender. La tristeza no les permitía ver que Jesús estaba con ellos. Esto se puede aplicar a nuestras vidas con frecuencia. Esto nos demuestra que siempre camina con nosotros, pero no lo reconocemos.
Los discípulos lo reconocen en la experiencia que hoy sería como la misa. Luego de reconocerlo, deciden desandar lo caminado y volver. Volvieron para compartir lo vivido: su experiencia con Cristo resucitado. Jesús camina con nosotros aún cuando no lo reconozcamos, y estamos llamados a compartir eso, lejos de guardarnos, y que nadie se entere. A los discípulos los cambios por completo, y volvieron entusiasmados con el grupo, para relatar lo sucedido.
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