Juan Carlos Singereisky junto a Carina Capelletti

Juan Carlos Singereisky junto a Carina Capelletti

Una mirada integradora con popuestas sustanciosas para Pueblo Esther

Carina Capelletti, para Concejal y Juan Carlos Singereisky, para Intendente

29/05/23 13:30 | Locales

Carina Capelletti es candidata a Concejal para Pueblo Esther, junto al doctor Juan Carlos Singereisky, candidato a intendente. Ellos presentan sustanciosas propuestas para el electorado:

“A partir de todo el trabajo que venimos realizando en la casa de la cultura, decidimos presentarnos nuevamente, luego de haberlo hecho en el año 2021, con todo lo que había en juego en ese momento, con la renovación de tres bancas en el concejo. Fue una elección muy interesante, producto de una irrupción política en nuestro espacio, generando un producto que resultó de un proceso de trabajo que veníamos realizando. Porque para nosotros lo importante no tiene que ver con disputar cargos en cualquier instancia, sino que tiene que ver con la construcción de un espacio de poder que se pueda traducir en un momento electoral, en diferentes candidaturas, pero no sin el antecedente de un gran trabajo social. Cuando comenzamos a trabajar en el año 2019, hubo diferentes sectores que nos propusieron formar parte de sus listas. Nosotros les dijimos que para el proceso que iniciábamos, el mejor ejemplo para las generaciones siguientes era considerar lo que implica la idea de una construcción política, que no se trata de armar una candidatura quince días antes de las elecciones, sino que tiene que ver con un proceso, con vínculos logrados con el pueblo, con la implementación de líneas de trabajo. Así vamos formando un modelo de política, que no se puede pensar ajeno a las necesidades. Si no generamos este vínculo, difícilmente sabremos qué se necesita en cada lugar”, afirmó carolina

Juan carlos singereisky señaló que ellos representan el advenimiento de otra manera de hacer política y de construir: “lo que encontramos en la última reunión con los vecinos, explicábamos la diferencia que planteábamos en nuestra manera de hacer política, por ejemplo cuando durante la pandemia decidimos recorrer los barrios con pastelitos y viandas porque nadie se animaba a hacerlo, comenzamos a ver que los chicos no tenían lugar en donde estar, sin saber qué hacer, sin contención y conectividad. Entonces pensamos en darles alojo, en lugar de realizar ferias o algunas actividades culturales. Nuestra idea de política tiene que ver con la necesidad de la gente. Otra modalidad, en la que avanzaremos de a poquito, dentro de lo posible. Si tenemos un lugar en el espacio institucional, a lo mejor desde ahí podemos construir otra cosa, ampliando lo que realizamos también en la casa de la cultura, en donde, por poner un ejemplo, conseguimos recientemente que se den cursos de capacitación de oficios, para que los chicos aprendan, se capaciten y no caigan en otra cosa o en la calle. Si logramos esto, para nosotros es un logro muy grande”

En cuanto a las diferencias con los demás, es decir, lo que los distingue e identifica es: “es un lugar de encuentro, de intercambio, de recepción, de demanda, de necesidades y de situaciones. Es un lugar de empatía. No es necesario tener un cargo para esto: el ida y vuelta con la gente. Este es nuestro punto de partida. En segundo lugar, a partir de todo el proceso que venimos realizando, con infancias, juventudes, mujeres, diversidad y adultos, nos dio la pauta de que hay un déficit muy grande en relación a los espacio laborales, de emprendimientos, de construir en instancias que permitan mecanismos asociativos que produzcan bienes y servicios. Por eso este primer paso: pensar en la construcción de una modalidad que garantice lo laboral y la empleabilidad, que es un déficit importantísimo en esta ciudad. Desde lo educativo, cultural y lo deportivo, es necesario contar con un soporte para poder llevando adelante todo esto a mayor escala. Tenemos más de diez mil habitantes, y estamos en condiciones para dar un salto cualitativo, para considerar mayores niveles de participación, en tiempos muy delicados y complicados, porque hay mucho individualismo, mucha retracción y aislamiento. Esto se ve en los intercambios que se dan en las redes, que se tornan por momentos violentos, rompiendo aún más los vínculos y la conexión mutua. Debemos generar estos espacios de respeto a la diferencia. Sabemos que podemos construir condiciones de comunidad y de un buen vivir en conjunto, poniéndonos de acuerdo en algunos puntos. Si le agregamos a esto una buena gestión y recursos, podemos dar este salto cualitativo”, explicó carina


La casa de la cultura siempre favoreció la empatía con los demás, con el que está al lado. No es un lugar en donde las personas se acercan a buscar algo o a realizar un trámite y luego se retiran. Es un lugar de encuentro con los pares de la ciudad: “esa relación y empatía hace otro de los pilares que tiene la casa: no solamente que se acerquen y aprendan, sino que se conecten con las necesidades y la realidad del otro. Cultura significa para nosotros inclusión: es decir, que una persona aprenda un oficio o un arte, y que lo aplique a la sociedad, a su vida y a la familia, vinculándose y no quedando marginado. Eso es cambiarle un pedacito a la vida de la gente. En algunas cosas podemos coincidir, pero lo importante es lograr algo que nos unifique. Eso nos sucede, por ejemplo, con la gente que vive del otro lado de la ruta. Ellos nos dicen muchas veces que se sienten marginados. Esto es un peligro potencial, que si bien aún no existe, a nosotros nos llama la atención, por esos sectores que están siendo marginados del proyecto de ciudad. Vemos un sector muy lindo que progresa con luz, agua, cloacas y demás, y luego vemos que a veces van y le hacen una zanja al vecino, o le ponen tres arbolitos. Hay que ver las necesidades de cada uno y unificarlos en el proyecto de ciudad. No se trata de dar lo que sobra o poner desde otra parte, sino de incluir y atender a las necesidades. Este es nuestro ideal de modelo diferente: hacer algo para considerar al otro”, manifestó juan carlos.

Según señalaron ambos, se pueden pensar varios barrios dentro de la ciudad, pero cada uno es interesante y merece ser escuchado, en sus proyecciones y sus deseos: “siempre nos quedamos del lado de lo que falta y de lo que está mal, y tiene que ver con cómo se quiere vivir y cómo se necesita. Esto tiene que ver con la cultura, en lo que respecta principalmente al acceso a la conectividad, a la tecnología y a la educación. Tenemos una trayectoria ligada a la inclusión, porque pensamos que en la casa como punto de encuentro, es un lugar que acoge a todo el mundo, y de manera gratuita. Esta misma proyección es lo que se debe garantizar, y la responsabilidad del estado tiene que existir con sus circuitos. Y eso lo tenemos claro desde el primer momento, gestionando y trabajando desde un espacio legal como el que estamos. Las políticas deben ser dentro de todo universales, pero accesibles, gratuitas y contenedoras para todos”


Carina y Juan carlos encarnan los dos pilares de su propuesta: cultura y salud. Ellos no son ningunos paracaidistas. No llegan desde la nada y buscan un cargo. Ellos vienen trabajando con firmeza y constancia para el desarrollo y el crecimiento de Pueblo Esther.

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