Iglesia San José, General Lagos
25/06/23 10:28 | Locales
'Nos toca el profeta Jeremías. Se nos dice que oía los rumores y el murmullo de la gente. Tenian que sacarlo del mapa, porque molestaba denunciando que estaba todo mal, que había corrupción y alejamiento de Dios. Esto no gustaba. Anunciaba la novedad del espíritu, que conocemos concretado en Jesucristo.
El verdadero profeta se distinguía porque anunciaba lo que Dios quería. Los falsos profetas vendían humo. Una confianza ciega en Dios, a pesar de una tarea ardua y muy dura que lo pondría contra la gente. A pesar de todo confío.
Nosotros, salvando las distancias, también estamos llamados a ser sacerdotes y profetas. A veces no se da. Cuando sacamos el tema,es pelea y división en muchos casos. Pero es muy importante hablar de lo que conocemos, y predicarlo, sabiendo que no nos tocarán aplausos ni nos pondrán rosas en el camino. Sabemos que es una sociedad indiferente y fría.
Hay un ateismo práctico. Vivimos como si Dios no existiera. Metemos a Dios en el Freezer y cuando lo necesitamos le pedimos. Esto es muy triste, y pasa entre los católicos. Debemos preguntarnos cómo estamos con esto de predicarlo.
En la segunda lectura se habla del pecado, que es negar a Dios y borrarlo de un plumazo. No le hacemos daño a él, si o a nosotros, porque sembramos con eso la división, la desunion y la discordia. La sociedad nuestra es la de cuándo tengo tiempo escuchamos. Gracias a Dios, él no es como nosotros, que le deseamos el mal al otro. La falta es la terquedad nuestra. Dios Viene a darnos una nueva oportunidad, para cambiar y convertirnos.
En la lectura principal se habla de no tener miedo, que nos paraliza. Él nos dice que no tengamos miedo. Antes predicarlo era la muerte. Hoy es la indiferencia o la risa. Se nos burlan. Nos dice que no tengamos miedo, porque estamos en sus manos. Es el canto a la providencia, la esperanza en el señor y la confianza solamente en él'
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