Padre José Maciel
09/07/23 9:16 | Locales
'La reflexión de hoy se puede dividir en tres. En primer lugar, este estremecimiento que tuvo Jesús al decir justamente este halago padre, porque todas estas cosas las ha revelado a los pequeños, a los sencillos, no a los sabios según el mundo. Esta experiencia de Jesús al decir esto es justamente cuando se comunicó la buena nueva, aquellos que acogieron la buena nueva eran los sencillos, los pobres, no así los fariseos, los doctores, los escribas, los que según el mundo sabían algo.
Tenían la biblioteca encima, pero eso no les daba la garantía de abrirse al espíritu, porque el espíritu sopla. A veces uno piensa que sabe tanto que atropella a medio mundo. Cuantos más sabios somos, más humildes tenemos que hacernos. Todo lo que tenemos es un don y como es un don lo tenemos que compartir y al compartir uno se enriquece y enriquece también a los demás. Por eso Jesús alababa a los pequeños, a los grandes, vieron que siempre tuvo los choques con los fariseos, con los doctores, con los escribas, porque estos supuestamente sabían todo, pero eran muy soberbios, estaban llenos de sí mismos y en un corazón así Dios no tiene cabida.
Dios golpea la puerta de nuestro corazón como un cordial, a ver cuándo le permitimos entrar, cuándo le damos comida y si nosotros le abrimos nuestro corazón, el entra, jamás va a empujar la puerta, jamás va a derribar, jamás se va a imponer, Él espera el momento. La verdadera Sabiduría la revela como don el Espíritu Santo a los pequeños, y se nos pide que se compartida con los demás.
La segunda parte, el único acceso certero, verdadero, hacia el Padre es Jesucristo. No hay otro camino. Aquel que busca un atajo está totalmente equivocado. Solamente Jesucristo nos lleva al Padre. Vino y se sacrificó justamente para enseñarnos lo que es el Padre: misericordia y perdón. Si queremos tomar otra autopista o un atajo, estamos equivocados, nos vamos a perder. Fuera de Jesucristo nada, con Jesucristo todo.
La última parte: “Todos tenemos dolores, problemas y a todos nos quita la paz lo social y familiar. Jesús dice: vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados. Hay que confiar en él, y aquello que nos desborda totalmente, lo entregamos, lo soltamos, dirían los psicólogos hoy. Un encuentro en la oración, en su palabra y muy especialmente la encuentro en la Eucaristía”
Acuérdense antes cuántos preceptos y cuántos mandamientos había. Era insoportable vivir la religión, porque se perdía energía en cumplir las cosas, pero no en amar realmente a Dios y a la hermana. Tenemos que propiciar el encuentro con el Salvador, con el Redentor, con Jesucristo que siempre nos espera. Siempre está atento a nuestras necesidades. El asunto es si yo realmente abro de par en par mi vida.
Y lo último, lo de la segunda lectura. Estamos animados por el Espíritu Santo. Ahí está el asunto también. Dejar que este Espíritu realmente nos abrace, nos purifique, nos guíe a Jesús. Tratar de escuchar un poco más este Espíritu que vive en mí. Entonces tengo que decirle al Espíritu Santo que realmente me mueva, me sacuda y me guíe para cumplir la voluntad de Jesús'
Notilagos