Iglesia San Jose, General Lagos
28/10/23 20:17 | Locales
Dos grupos: fariseos y saduceos. Dos filosofías distintas, y dos maneras de entender la relación entre ellos y con Dios. En el pueblo de Jesús había divisiones, como siempre existieron entre las diferentes comunidades. Jesús les recuerda lo esencial, sin darles una enseñanza nueva o algo propio de él. Le recuerda lo que estudiaban de chiquitos en el catecismo. Lo que habían aprendido en su casa y lo sabían de memoria: Amá a Dios y amá a tus hermanos como Dios te ama.
Esto que parece tan simple, también tenemos que hacerlo nosotros: cuantas veces nos complicamos la vida con cosas que son accesorias: que aquel dijo, que este trajo, que yo dije, que no me hicieron caso…nos enredamos en una maraña de cosas y perdemos de vista lo esencial, como el hecho principal de que somos hermanos que nos unimos en una comunidad, que Dios está entre nosotros y que quien se sienta al lado mío es mi hermano. También sucede así en el pueblo, en el barrio, entre los vecinos y la familia.
Si podemos hacer esta vuelta a lo esencial, muchas cosas podrían simplificarse. Lo básico y elemental, lo que aprendimos en el catecismo y lo que nos han enseñado de chiquitos. Ahí está contenido cómo tratar a los demás, y cómo responder ante las situaciones de la vida. Por ejemplo, todos aprendimos a amar en nuestras casas seguramente, el respeto, el amor y el perdón. Nosotros tenemos esta ventaja de haberlo aprendido. Otros tal vez no. Por eso debemos dar ese ejemplo, y pedirle a Dios que nos permita volver a lo elemental y a las cosas esenciales de la vida, para simplificarnos la vida, porque el amor nos lleva a vivir como hermanos en armonía.
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