Iglesia San Jose
04/11/23 20:04 | Locales
“Estos picoteos que tenía Jesús con los fariseos, escribas y doctores de la ley, fueron durante todo el transcurso de su vida terrena. Esta gente no lo entendió. No eran gente mala. Ellos querían cumplir a rajatabla la ley, y Jesús vino a romper esos esquemas, y esto molestaba mucho en ese momento. No los desautoriz, sino que dice que ellos ocupan la cátedra de Moisés, y que hay que hacer lo que ellos dicen, pero teniendo cuidado de su forma de ser, porque predican una cosa y hacen otra. Hay que respetar la ley, pero sin guiarse por las obras de ellos.
Esto no está para ellos puntualmente, o para los curas, o para un sector especial. Es para todos, para los seguidores de Cristo. Cuidado con el divorcio entre la Fe y las obras. Cuidado con el divorcio entre lo que tenemos que hacer y la espiritualidad. Las cosas deben ir unidas, y de la mano. No dejar la incoherencia en el tapete.
No es una religión de propagada, sino para vivir en profundidad, en un encuentro personal y profundo con Jesucristo. Tenemos que vivir esta espiritualidad. También nosotros podemos correr el mismo riesgo. Borrar con el codo lo que escribimos con la mano. La gente nos mira, estamos en la vidriera, y si somos seguidores de Jesús, se nos pedirá coherencia, más de vida que de palabra. Figurar no va con el camino del cristiano.
Otra cosa a tener en cuenta. Nadie está encima del otro. Somos todos iguales. Nos cuesta, porque en donde hay grupo humano hay divisiones, peleas, celos y envidia. Tenemos que vivir la espiritualidad en serio, de manera fuerte. Somos hermanos y así debemos caminar. Tenemos un padre, y nuestro ejemplo es Jesucristo.
Por último: El que quiera ser mayor que sea el último. El que se humille será elevado, y el que se eleve, humillado. Esto es ponerse al servicio de los demás. Esto simplificaría las cosas en toda nuestra sociedad, no solo en esta iglesia. Un cargo debe ser un servicio que se presta, no algo de que aprovecharse”
Notilagos