Dos de las víctimas del episodio delictivo
08/11/23 8:38 | Locales
Madrugada de terror para vecinos de General Lagos, quienes fueron interceptados por delincuentes armados por calle Italia casi esquina Tucumán. Ellos venían de la ciudad de Arroyo Seco, de cenar con unos amigos, con una nena de menos de dos años de edad. Cuando lograron escapar y fueron a hacer la denuncia, no salió nadie. Aquí el desgarrador testimonio:
“Nos bajamos para acomodar algunas cosas y también para agarrar las pertenencias de la bebé, que gracia a Dios ya se había bajado. Estoy subiendo al auto cuando dobla un auto que viene de calle salta y se nos cruza sorpresivamente delante nuestro. Mi marido dice que lo vio y le pareció raro. Parece que esta gente encontró la oportunidad y dio la vuelta manzana. Se nos cruzan delante. Pasaron rosándome la pierna. Yo pensé que era una broma de alguien en principio. Se bajó uno encapuchado. Luego se bajaron otros más. El auto era oscuro y los vidrios polarizados. Uno se baja armado, y comienza a disparar al aire. Mi marido tenía el auto en marcha, así que nos fuimos. Tuvo este reflejo. Fuimos marcha atrás a toda velocidad, casi hasta calle San Martín. Tuvimos suerte y Dios estuvo con nosotros
Una vez que escaparon, dudamos sobre si ir a la comisaría, porque teníamos miedo de estar siendo perseguidos. En la comisaría no salió nadie. Teníamos miedo de bajarnos del auto, y no sabíamos qué sucedería. Estábamos asustados. Nos fuimos a la guardia urbana. Sale un muchacho y una policía. Nos acompañaron y llamaron al 911
Yo le pregunté a la policía si estaba en la comisaría. Su respuesta fue afirmativa. Le dije que entonces por qué no salió. ¿Qué esperaba? ¿qué nos roben o nos maten? Me dijo que estaba sola en la comisaría en la guardia y no pudo salir porque aún no había llegado el refuerzo. De muy mala manera. Mala predisposición. Mala manera, y con muy mal humor. Parece que se levantaba de dormir, porque tenía los ojos hinchados. Al final la chica de la guardia urbana, que es policía, nos tomó la denuncia, cosa que no correspondía
Luego de esto, volvimos a la escena, minutos después, y comprobamos que se tomaron el tiempo de juntar los casquillos. Por suerte nos salvamos por la reacción de Hernán. Pero el pensar en personas altas, grandotas, disparando al aire es muy fuerte.
Hernán llegó a casa conmocionado. Lloraba por el momento vivido y por la impotencia. Dudaba de la reacción que tuvo. Gracias a Dios, la beba ya estaba adentro, y sus padres tuvieron el reflejo instintivo de meterlos adentro. Uno tiene a pensar lo peor. Vivimos algo que no se puede creer que haya pasado. Estamos mal. Nosotros tenemos un negocio que trabaja hasta tarde. De noche vamos a tener que tener cerradas las puertas nuestra cafetería. Sabemos que hacen este trabajo de inteligencia para ver en dónde pueden ir, merodeando la zona. La puerta sin llave ya no va. Ahora hay que cuidarse. Esto nos va a durar y vamos a comenzar a ver la vida de otra manera, porque comenzás a desconfiar de todo, especialmente de la policía
General Lagos creció, y es una vergüenza que haya una sola persona en una comisaría, que encima no te atiende. Van a tener que comenzar a ponerse serios y a vigilar, porque se fijan y hacen operativos por cualquier pavada. Nosotros no sabíamos si nos iban a disparar, porque parecían dispuestos a todo. Vamos a pensarlo antes de salir nuevamente, porque esto fue muy grave. Algún día puede pasar una desgracia, y hay cosas que se pueden evitar. Hay que prevenir. Una vez que entren, ya no será posible sacarlos. Esto no puede quedar así”
Una noche para no olvidar. Una larga pesadilla. Un auto oscuro, con polarizado negro, sin patente. Todos nos solidarizamos con este momento de terror que vivió esta familia de vecinos de General Lagos.
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