La Gloria de Dios
25/02/24 8:32 | Locales
La palabra de Dios transforma y persona. Para que se manifieste en nosotros en todo su poder, debemos dejar que la semilla germine en nosotros. Es decir, que cuando salgamos de la Eucaristía, guardemos todo en nuestro corazón y lo vayamos practicando.
Jesús es la teofanía de Dios, su manifestación como su hijo. Realiza el anuncio de su pasión, y entonces Pedro, no pudiéndolo creer, le dice que esto no es posible. No comprendían lo que tenía que pasar. Entonces les dice las condiciones para seguirlo. Querían seguirlo, pero no querían ninguna cruz. Pedro, Santiago y Juan eran los que más ponían resistencia a que él pasara por esto. Se los lleva a ellos tres para la transfiguración, y ahí se les presenta en su gloria, con Moisés y Elías, dos personajes sumamente importantes en la historia de la salvación del antiguo testamento.
Jesús nos está hablando, y no somos capaces de no escuchar. Necesitamos hacer silencio para eso. Pero no somos capaces ni de escuchar a los que nos rodean. Necesitamos eliminar los ruidos, y el mandato de esta lectura es escucharlo, porque es el hijo de Dios. Como Abraham obedece a Dios, y luego escucha su voz, Jesús nos habla también a través de su palabra, pero muchas veces nosotros no queremos quedar como Pedro, Santiago y Juan, evitando pasar por la cruz. Sin cruz no podemos dar un salto espiritual en la vida. Tengo que transitar la cruz y amarla.
La cruz puede ser hasta un hijo enfermo o adicto. Mi esposa o esposo, o alguien de mi familia. Puede ser un conocido, una enfermedad o un vicio. Es difícil cargarla, pero Jesús nos prepara para eso. Queremos cargarla solos y no con él. Pero debemos aprender a pedirle ayuda, para dejar que nos ayude. Tenemos muchas campanas, pero hay que escuchar sólo la voz de él, para poner ahí toda nuestra confianza y nuestra Fe.
Notilagos
