Dar al César lo que es del César
03/03/24 11:09 | Locales
San Juan evangelista, a través de la palabra de Dios, presenta a Jesús como el cordero de Dios, que quita los pecados del mundo. Es el signo de la nueva alianza luego del antiguo testamento.
En Jerusalén había una controversia en aquel entonces, porque la Ley indicaba que había que realizar los sacrificios en el templo, como ofrenda o presentación. Todo hombre debía ir al templo al menos tres veces al año, para realizar esto.
Jesús dice que es el Cordero de Dios, el hijo de Dios hecho hombre, y que él sería el que se iba a sacrificar en la cruz. Ya no harían falta más estos sacrificios de animales y en el templo.
El templo es una estructura para encontrarnos con Dios, pero teniendo en cuenta que somos el cuerpo de Cristo vivo y resucitado, y que formamos esta Iglesia. Lo que hoy se nos dice es que si verdaderamente reconocemos a Jesús como Dios, detrás del templo, y si estamos cuidando nuestro templo, porque es el lugar en dónde habita el Espíritu Santo desde nuestro Bautismo.
Una iglesia. Un cuerpo con Jesús como cabeza. Hay que defender esto.
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