Ariel Gaitz, todo terreno
17/10/24 13:37 | Locales
Ariel Gaitz es un avezado deportista de General Lagos. En un comienzo, amaba el fútbol, pero la vida le dió un giro y volcó su pasión hacia las artes marciales: practicó Taekwondo, luego Kick Boxing, y actualmente se dedica a entrenar Jiu Jitsu. Entrena muy duro, y su deseo es difundir lo que hace, en una disciplina increíble, tradicional, muy compleja, pero que no es muy conocida:
En los comienzos de su carrera marcial, Ariel comenzó con clases de Taekwondo en el club Talleres de Arroyo Seco: “A mí me gustaron siempre las artes marciales, lo que pasa es que yo jugaba siempre al fútbol, y no tenía tiempo de hacer ambas cosas. A los dieciocho años dejé, estuve algún tiempo sin hacer nada, a los veinticuatro años, más o menos, arranqué con las artes marciales: con Taekwondo, que hice durante tres o cuatro meses. Alcancé a rendir el blanco punta amarilla. Entonces el profesor cambió de trabajo, y no le coincidían los horarios para seguir dando clases, así que tuve que buscar otra disciplina”, explicó Ariel
Entonces, Ariel conoció el mundo del Kick Boxing en “La barra Olímpica” de Arroyo Seco, cuando tenía Beinticinco años, aproximadamente trece años atrás. Ahí se enganchó mucho, comenzó a avanzar con facilidad y rápido, rindiendo cinturones, participando en competencias, progresando en tiempo meteórico: “Luego nos pasamos al Club Unión, porque nos quedó chico el espacio. En unos cuatro años llegué a ser instructor, a rendir el cinturón negro. Entonces tuve un parate forzado, por temas laborales y de familia, y no pude seguir. Retomé en la pandemia a dar clases. Estuve dos años dando clases y luego me lesioné jugando al fútbol. En ese momento estaba muy bien físicamente, y me llamaban de todos lados. Me sumaba en todas e iba por toda la región”
Desde ese momento, luego de recuperarse de su lesión, este deportista tomó otro rumbo, dentro de lo deportivo y de las artes marciales, comenzando con Jiu Jitsu, algo en lo que ya había incursionado previamente, durante algunos meses. “Ahora, es lo que actualmente hago. En el Jiu Jitsu se avanza más lento. Pueden pasar años con el mismo cinturón. Es más difícil. Es como un ajedrez. Ahora estoy en cinturón azul”
Su idea en un principio era la de poder hacer alguna lucha de artes marciales mixtas, y por eso tenía que tener conocimiento de al menos dos artes marciales diferentes: “La principal es el Jiu Jitsu en donde se trabajan llaves, estrangulaciones, derribos. Luego el Kick Boxing, que se trata de golpes de puños y de piernas. Pero se me pasó el tiempo y no llegué a realizar ninguna competencia”
Algo que le gustaría mucho, uno de sus anhelos, es que sus profesores actuales se acerquen a General Lagos para dar clases. Esto es difícil, porque para eso hay que juntar a muchas personas, para que les resulte redituable, teniendo en cuenta el lugar físico, el tiempo y el traslado: “Es un deporte conocido y es muy frustrante. Hay que tener la cabeza bien fría. Hay que ser fuerte, porque las cosas no te salen siempre. Ahí está el poder de convencimiento de uno, para seguir intentándolo hasta que salga. Yo no doy clases porque es muy diferente, no es fácil. Es como un ajedrez. Pero si ellos vienen a dar clases acá, yo los tengo cerca, y se difundiría. Es algo muy lindo. Teniendo buenos profesores, te enseñan mucho de varias disciplinas, como por ejemplo la defensa personal, sin golpes, debido a que se usa el cuerpo y la fuerza del otro para atacar. En otras artes marciales, si hay más peso y mas fuerza, hay más posibilidades de ganar. Pero acá no vale el peso, y alguien que pese menos puede estrangular y hacer una palanca. Ideal para mujeres, que hoy en día necesitan también defenderse. Está bueno porque equipara a todos los seres humanos”
El Jiu Jitsu que practica Ariel no es el japonés, que permite dar golpes de puño o con las palmas. Este es el brasilero, en donde no hay golpes. Es una rama inventada por un brasilero que inició con la rama de las artes marciales mixtas: “Él pesaba setenta kilos y competía con monstruos de más de cien kilos y los sometía. Por ahí recibía golpes, salía lastimado, pero los terminaba sometiendo, con alguna llave, estrangulación, palanca y demás. De ahí arrancaron las artes marciales mixtas. Esto servía para competir y para ver cuál era el arte marcial más eficaz. Esta dió mucho resultado”
A pesar de todo su entrenamiento y de su experiencia, Ariel no se considera un experto: “Si uno ve cómo luchan mis profesores, uno piensa que es fácil y lo intenta. Es muy difícil, pero uno lo ve y parece tan fluido y vistoso a la vista”, finalizó
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