Nina y Jorgito

Nina y Jorgito

La avenida del éxito

La produce Rede Globo en Brasil y es el fenómeno del año en las pantallas argentinas, donde no destacan las producciones propias. Productores, guionistas y actores lo analizan.

04/04/14 13:11 | Nacionales

Es el programa más visto de la televisión argentina. Se llama Avenida Brasil y es el fenómeno del año. Una telenovela que fue doblada en 18 lenguas, que se exhibe en 125 países y que en la pantalla chica local alcanza un número que todo productor anhela y que la ficción nacional no consigue.

Producida por la Rede Globo, la novela fue emitida en su país de origen entre marzo y octubre de 2012 y se convirtió en un hito al alcanzar los 52 puntos de rating en su último envío. Avenida Brasil es la historia de una venganza perfecta, que gana al espectador desde una variedad de personajes que despiertan empatía y desde una gran calidad técnica, digna del cine.

Pero, ¿cuál es el secreto de esta ficción? Marcelo Camaño –autor de Montecristo y Vidas robadas y guionista de Resistiré– asegura que “se destaca por la producción, la edición, los libros, las actuaciones y por coincidir con el imaginario brasileño. Es una gran producción permanente. Es un claro éxito por la inteligencia del núcleo creativo del autor y el productor, quienes rompieron las estructuras tradicionales y comenzaron a buscar, y a modificar, hasta que la historia trepó en rating y se convirtió en la joya de la corona”. Para Marcela Guerty –guionista de El hombre de tu vida y Sres. Papis, donde también le da vida a Giselle– “es una historia que está muy bien construida. Una novela típica con buenas actuaciones y con una tensión dramática, y una producción que no es menor, que te deja atrapada desde el primer capítulo”.

La novela está protagonizada por Débora Falabella, quien interpreta a Rita, una mujer que intenta recomponer su identidad luego de que su madrastra, Carmina –Adriana Esteves–, la diera en adopción durante su infancia. Una vez instalada con su nueva familia, la heroína se va a vivir a la Argentina donde pergeña una venganza que comienza a funcionar cuando se convierte en la cocinera de quien la abandonara. Pero ese no es el único conflicto. Tifón –interpretado por Jorge Araujo–, la pareja de Carmina, también es pretendido por Rita. Un triángulo amoroso con todos los condimentos.

Avenida Brasil se emite todo los días a las 16.30 por Telefé como parte del ciclo Historias del corazón –conducido por Virginia Lago–, que antes de la irrupción de la novela era ocupado por películas de amor. Recibe el horario con un promedio de ocho puntos producto de la reposición de Casados con hijos y eleva el rating más de diez puntos, superando por más de quince a sus competidores directos y por entre seis y nueve a Sres. Papis, Somos familia, Guapas y Mis amigos de siempre, las tiras más exitosas de Telefé y Canal 13.

“Globo no deja de producir. Es un monopolio de verdad y no como los monopolios de acá que se aseguran una quintita con ficciones que no representan a nadie, que no hablan de ninguna realidad social ni política de la Argentina y que hacen que la gente emigre al cable buscando su identidad. El único programa recomendable y que genera emoción es Sres. Papis. Creo que nuestros productores tienen que jugarse un poco más en la creatividad. Avenida Brasil tiene tres cruces de elencos: actores nuevos, carismáticos y otros de teatro puro. Nosotros estamos hartos de ver a los mismos actores de siempre. Lo que no quiere decir que haya que dejar de lado a algunos, pero sí rescatar a otros que están esperando para laburar. Hay que repartir e incluir un poco más”, asegura Camaño.

Y es que a diferencia de otros años, la ficción local perdió las audiencias de las tardes y los espacios que antes eran ocupados por grandes novelas hoy están cubiertos por programas de chimentos o producciones latinoamericanas. “Me parece mal que las latas de otros países ocupen un lugar que podría ser para la ficción local. No me gusta. Creo que tiene que ver con que acá no se pone mucha plata para las novelas. Si me das a elegir entre Avenida Brasil y Farsantes o Guapas, me quedo con lo nacional. Siempre. Pero no sé por qué los canales sacaron de sus programaciones a las novelas de la tarde. Imagino que sus creativos y la gente de marketing argumentan que rinden menos. Y deben tener razón, ya que un programa con panelistas es más barato. Me apena mucho. Pero estoy segura de que, por ejemplo, a Suar no le debe gustar que le gane una ficción brasileña”, argumenta Nora Cárpena, quien forma parte de Esa mujer –protagonizada por Andrea del Boca–, la única ficción argentina en formato novela que se emite en la actualidad.

En la misma línea, Guerty asegura que la grillas actuales “atentan contra la producción local. Si lo que funciona es la novela, estaría bueno que se invierta en nosotros, porque talento autoral y actoral nos sobra. Hay que hacer ficción local y producción local. Un país que apuesta a su industria audiovisual, como lo hace Brasil, lo vende por el mundo. Exporta la lata entera. Y en la Argentina sobra talento. Es una cuestión de mentalidad. De apostar al valor local para que la lata rinda. Es una apuesta a largo plazo que forma parte de una idiosincrasia que se extiende a otros valores”.

Luisina Brando, en cambio, sostiene que “una cosa no es en desmedro de la otra. Los programas que interesan, tienen su gente. Y está bueno que haya variedad porque hay público para todo. Los que suman y restan saben más, seguro. Y aunque los actores queremos trabajar siempre, no creo que nadie nos saque el pan de la boca ya que todos los productores quieren ser Gardel en su tierra”.

El éxito es tan grande que la reciente visita de Jorgito Araujo ganó las tapas de las revistas, subió el rating de algunos programas y despertó una horda de fans como si se tratara de un cantante pop para adolescentes. “Estoy soltero y me gustan mucho las argentinas”, fue su único titular.

Para finalizar, Camaño redondea su parecer y sentencia: “Tenemos que producir mejor, si no, nos caemos del mapa del mundo en lo que refiere a las latas. Vendemos autores y no el audiovisual porque todo se cuenta de manera miserable. Hay que poner la plata en la pantalla y no para comprar chacras en Uruguay”.


Revista veintitres

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