Echarse una siesta corta es una sana costumbre

Echarse una siesta corta es una sana costumbre

Los beneficios de la siesta

Mejora la salud circadiana, disminuye el estrés, aumenta el rendimiento y el estado de alerta y refuerza el aprendizaje

18/07/14 11:53 | Ciencia

Si ya estás de vacaciones o tienes la suerte de disfrutar de una jornada laboral intensiva, es un buen momento para recuperar la tradición española de echar una siesta. Aunque desde fuera se nos haya criticado esta costumbre que, por cierto, pocos trabajadores españoles tienen tiempo de practicar, la realidad es que diferentes estudios han confirmado que se trata de una sana costumbre.

Pero empecemos por el principio. Esta necesidad de dar una cabezadita después de comer tiene una explicación biológica. «Es una consecuencia natural del descenso de la sangre después de la comida desde el sistema nervioso al sistema digestivo», explica a ABC la doctora Marta Garaulet, catedrática de Fisiología de la Universidad de Murcia. El estado de somnolencia se debe también a cambios en el sistema nervioso simpático y parasimpático y a la elevación de la temperatura periférica. «Influye la cantidad de comida que se ingiera, y lo pesada que sea, lo que explica que en España la siesta sea más necesaria que en otros países europeos, ya que el 45% de la energía que consumimos al día la tomamos a la hora del almuerzo», apunta.

Esta elevación de temperatura corporal a la hora de la siesta y que se acompaña de somnoliencia, es «beneficiosa desde el punto de vista de la salud circadiana», asegura la doctora Garaulet, basándose en los estudios realizados con su equipo del Departamento de Fisiología de la Universidad de Murcia. «Observamos que una siesta corta puede aumentar este pico de temperatura, lo que parece ser adecuado para la salud. De hecho, en ciertas patologías como la obesidad, este aumento de temperatura postprandial no se produce. No sabemos si la desaparición de este pico de temperatura es causa o consecuencia de la obesidad, pero sí sabemos que es un marcador de cronodisrupción, y que se asocia con diferentes enfermedades», explica la catedrática.

Mejor que sea corta
La NASA ha declarado que la siesta ideal es la que dura 26 minutos. En base a esta recomendación, en 2011 un estudio de la Junta de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos (NTBS, en sus siglas en inglés) demostró que dar una cabezada durante ese lapso de tiempo ayudaría a mejorar un 34 por ciento en el rendimiento de los controladores aéreos y reforzaría su estado de alerta un 54 por ciento.

También es beneficiosa para nuestro corazón. Es un buen remedio para disminuir la presión arterial en un día de trabajo estresante, según un estudio del Allegheny College de Pensilvania publicado en la revista «International Journal Behavioral Medicine».

Y ayuda a fijar conocimientos. Una investigación, publicada en 2013 en la revista «The Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS)», aconsejaba que los niños de 3 a 5 años durmieran siesta en horario escolar para mejorar su rendimiento escolar. El estudio concluyó que con ese periodo de descanso y de ruptura en su proceso de aprendizaje, los niños refuerzan su capacidad de aprendizaje y de memoria, lo que les permite aprovechar mejor las horas de clase que les restan.

Pero para obtener todos estos beneficios, no te olvides de mantener una dieta equilibrada, incluso si estás comiendo estos días en la playa, y de practicar una hora de ejercicio moderado a diario, preferiblemente por las mañanas, porque la actividad intensa por la noche altera los ritmos biológicos y las horas de descanso nocturno.


ABC.es

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