Cristina junto al Papa
05/10/14 13:17 | Nacionales
La Cámpora convocó a sus militantes a participar de la 40° Peregrinación de la Juventud a Luján. Conducida simbólicamente por la Presidenta de la Nación a través de su hijo, Máximo Kirchner, y en el terreno concreto por Andrés “Cuervo” Larroque y Eduardo “Wado” De Pedro, la agrupación juvenil oficialista buscó de este modo continuar con el estado de alerta y movilización estrenado hace veinte días en el acto de Argentinos Juniors, donde Máximo debutó como orador.
No se equivocan quienes interpretan la decisión de sumarse por primera vez a la procesión como un gesto de buena voluntad hacia la figura del Papa Francisco, cuya designación el kirchnerismo más duro rechazó en un principio. Tampoco aquellos que le asignan, por ello mismo, altas dosis de demagogia y oportunismo. Sin embargo, el fondo de la cuestión es otro.
Es que, tanto desde los mensajes presidenciales como en las bajadas de línea orgánicas hacia los militantes, el camporismo ha puesto en el centro de su actividad el calentamiento de todas sus estructuras para lo que consideran la principal prueba de fuego que podrán enfrentar en lo inmediato: el despliegue de un “diciembre negro” que sirva como válvula de escape para la tensión social que se va acumulando al calor de la inflación y la pérdida de puestos de trabajo. En NOTICIAS ya hemos publicado que, como parte de la misma señal de alarma, el Gobierno ordenó a todas las fuerzas de seguridad federales que, en diciembre, queden suspendidas todas las vacaciones y licencias del personal, advertido desde el vamos de que deberá estar atento a cualquier desborde popular o marginal que pueda producirse para esas fechas.
La tercera pata de la táctica juvenil K apunta a, superados los eventuales sofocones de diciembre, encarar el año electoral dando señales de vivacidad y capacidad de convocatoria para influir en el armado de las listas y materializar la ambición de defender un piso propio cercano al 20 por ciento de los votos.
Revista Noticias
