Madre e hijo
27/10/14 13:53 | Nacionales
En la entrevista la mujer cuenta que lleva 47 años “cuidando, alimentando, guiando, defendido y, sobre todo, amando” a su hijo Stephen que tiene Síndrome de Down, pero a quien según dijo, no hay día que ella no desee haber abortado.
“Sé que esto sorprenderá a muchos: este es mi hijo, pero si pudiera volver atrás en el tiempo, abortaría en el instante. Lo hemos pasado todos tan mal que me gustaría que no hubiera nacido”, explica al diario inglés la mujer de 69 años, en un testimonio impactante que intentaba dar su apoyo al aborto en estos casos.
Ella y su esposo Roy, quien actualmente tiene 70 años, se casaron con 19 y 20 años. Su primer hijo fue Andrew y un año después, quisieron completar la familia buscando al segundo hijo.
“No hubo exploraciones prenatales o análisis de sangre para detectar anormalidades en esos días aunque tenía un sexto sentido. Llámalo intuición de madre, sabía que había algo malo con mi bebé, pero los médicos y las parteras insistieron que estaba siendo histérica y se negaron a realizar una amniocentesis (donde se toman células del líquido amniótico y probados)”, cuenta la mujer al diario británico.
“Stephen vino al mundo un domingo en enero de 1967 en el Kent y Canterbury Hospital. Al miércoles siguiente, lo miré en su cuna: sus pequeños ojos en forma de almendra, nariz ancha y plana y un aumento en las palmas de sus manos. ‘Es un mgólico, ¿no?’, le grité a mi madre. Se que suena terrible, pero entonces era la palabra que usabamos para describir a las personas con Síndrome de Down”, explica.
Según Relf los médicos negaron que el bebé sufriera del Síndrome, hasta que siete meses se enfermó. Ahí comenzaron las preguntas de Gillian: “¿Yo he causado su discapacidad? ¿Cómo de terrible sería su vida? ¿Qué impacto tendrá en su hermano Andrew? ¿Cómo Roy y yo haremos frente a esto?”.
En el relato de la mujer, durante la infancia y adolescencia de Stephen, este sufrió insultos de otros chicos, pasó noches enteras llorando, tuvo problemas físicos y operaciones. “Ahora no podemos imaginar la vida sin él, pero nuestras vidas hubieran sido mucho más felices y menos complicadas si no hubiera nacido. Andrew tenía tranquilidad, y no la responsabilidad de cuidar a su hermano cuando nos hayamos ido”, dice.
Además recordó un episodio: “el piloto había sido muy paciente, pero, después de una hora con el avión esperando en la pista en Heathrow, y con mi hijo Stephen negándose a levantarse del suelo, sentarse en su asiento y ponerse el cinturón de seguridad, las maletas fueron retiradas de la bodega y el avión despegó. Mi marido Roy y yo caminamos, sonrojados y humillados, de vuelta. Nuestras vacaciones no iban a poder ser. Y no, Stephen no era un niño revoltoso cuando esto pasó, tenía 45 años. Esta escena embarazosa fue hace dos años y es solo una de las muchas a las que nos hemos enfrentado desde que Stephen nació”.
Como cierre de la nota, la mujer da un consejo al resto de las mujeres: “Hago un llamamiento a todas las futuras madres que puedan traer a un niño como Stephen a este mundo. Lean mi historia y hagan lo que sea correcto para ustedes y su familia”.
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