Foto - Feni Rubio
23/06/15 9:19 | Locales
El temor se apoderó de muchos de los automovilistas que con frecuencia circulan por el acceso centro a San Lorenzo desde la autopista Rosario-Santa Fe, donde, aseguran, se vienen repitiendo situaciones anormales que algunos vinculan con la posible presencia de fantasmas.
El caso puede sonar a broma, pero también serían varios los trabajadores del peaje de ese sector que están asustados por estos episodios o cansados de que los viajeros se los reporten continuamente.
Según publica el sitio SL24, de la ciudad ubicada al norte de Rosario, en ese tramo de la ruta se habla de ruidos extraños, incluso sobre las cabinas del peaje, y raras apariciones de siluetas humanas al costado del camino, cerca de donde se ubican cementerios.
Sin embargo, son varias las voces de trabajadores que aseguran que a los ruidos normales de la noche se suman otros como gemidos, metales o cadenas que se arrastran. “A la noche se escucha de todo y podemos asegurar que no hay nadie”, contó un trabajador peajista citado en dicha nota.
Otro agregó más incertidumbre al tema: “Muchas veces las puertas quedan abiertas, para agilizar el movimiento entre las cabinas o por simple descuido. Esas puertas abiertas siempre aparecen cerradas”.
Creer o reventar
Pero además de lo que se escucha, asusta lo que a menudo también se ve: una luz blanca que rodea la silueta de una mujer que deambula por la autopista, u otras figuras aparentemente humanas que se manifiestan al paso de los automovilistas.
La mencionada publicación reproduce testimonios de gente que asegura haber vivido experiencias paranormales en esa zona. Uno relató: “Una vez venía con el auto de madrugada y hacía mucho frío. Iba sobre el kilómetro 11, más o menos (altura puente Fray Luis Beltrán), y de golpe vi en el espejo retrovisor que una persona me corría y se acercaba. Era imposible, si yo iba a más de 100 kilómetros por hora. De golpe vi que una luz me pasó y el corredor iba delante de mí hasta que se perdió en la noche”.
Otro presunto caso fue expresado de la siguiente manera: “Me pasó un mañana de invierno, de esas que hay mucha escarcha y niebla. Venía de Rosario y estaba por bajar en el acceso centro cuando vi a una persona agitando los brazos y saltando en la banquina, y señalaba hacia la zanja, donde se veía el reflejo de una luz fuerte. Decidí parar para ver mejor y pedir ayuda. Cuando retrocedí hasta el lugar, la persona ya no estaba más y la luz había desaparecido”.
Rosario 3