Rosa resultó gravemente herida por los golpes de su novio
12/05/16 12:45 | Nacionales
Una mujer de 73 años, Rosa Baigorria, fue golpeada salvajemente por su pareja, un hombre de 74 años. El caso conmocionó a Córdoba, donde se ha registrado una sucesión de hechos de violencia de género. El relato de la mujer es realmente conmovedor.
De acuerdo a lo que publicó el diario La Nación, Rosa es una jubilada activa, hace varios cursos, enseña a pintar, comparte su tiempo en un centro de jubilados. Hace 3 años empezó una relación con José Allende de 74 años, tras quedar viuda. No convivían pero compartían momentos de descanso, paseos por el campo, salidas con amigos. Los sábados Rosa solía ir a la casa de José, en el barrio Comercial, después de salir del centro de jubilados y al día siguiente, en general, almorzaban en el domicilio de ella.
Sin embargo esa aparente armonía se terminó. El sábado último discutieron por una 'tontería'; sin embargo, el hombre no lo interpretó así. El domingo, a Rosa la despertó, a las 8, una llamada de la nuera de José, desde Santiago del Estero. Le preguntó cómo andaban las cosas con su suegro. 'Bien, nos vamos a comer a casa', le contó al diario.
Él no quiso hablar; estaba vestido como para salir. 'No podemos seguir siempre discutiendo, esto se tiene que acabar', le dijo y Rosa entendió que estaba terminando la relación. Le planteó que tenía razón, que tal vez era bueno tomarse un tiempo. Empezó a cambiarse, a recoger sus cosas y le pidió una bolsa de consorcio para guardarlas, pedir un taxi e irse.
'Volvió con un revólver -relata-. Me lo puso en el pecho y gatilló, pero el disparo no salió. Entonces empezó a pegarme con las manos y con el arma, hasta que me tiró al suelo. Cuando ve que había sangre en el piso agarra una camisa y empieza a limpiarla.'
'No te vas a morir acá; te tengo que matar porque si te dejo viva me vas a denunciar', le gritaba José. La dejó ahí para buscar la llave del auto . Ella se escapó y corrió a un quiosco frente a la casa que está abierto las 24 horas. 'José me quiere matar', gritó.
Llamaron a la policía, le dieron agua y la intentaron calmar. El hombre apareció con otra ropa, limpia. 'Vamos vení; vamos', le ordenó. Ante su negativa, le pegó un puñetazo. Entonces intervino el quiosquero y lo redujo hasta que llegó la policía.
A Rosa en la clínica le cosieron los cortes en la cabeza, le enyesaron los dedos fracturados en su mano (las usó como defensa ante el ataque) y trataron de calmarle el dolor de la quebradura en el pómulo derecho. 'Tenía el alma rota', describió.
Después del ataque del domingo -el hombre está preso en la cárcel de Bouwer-, su familia y ella misma empiezan a ver que él era posesivo, celoso, que iba recortándole las relaciones, pretendía que tuviera menos vida social. Admiten que 'jamás' pensaron que esas conductas pudieran derivar en una amenaza de muerte.
'Desde enero él tenía una fantasía respecto de que a mí me gustaba otro señor, era una crisis de celos -señala-. Todo irreal. Pero, como me dijo la policía, aunque hubiera sido culpable no tiene derecho a golpearme, a querer matarme”, remarcó.
Ya en su casa, rodeada de sus hijos, nietos y el hermano que llegó desde Buenos Aires, Rosa insistió: 'Tenemos que cuidarnos, tenemos derecho a ser felices; una pareja se tiene que amar y si llega el desamor, cada uno por su lado, pero nadie tiene el derecho de ir contra la vida del otro'. Después del ataque supo que José le había dicho a su nuera que la iba a matar y después se suicidaría; por eso el llamado en la mañana del domingo. En medio de la golpiza Rosa sólo 'quería escapar; uno cree que no le está pasando a uno, no lo puede entender ni explicar'.
Rosario 3