El pequeño Octavio estaba desnudo completamente

El pequeño Octavio estaba desnudo completamente

Encontraron al niño en el monte y dormido, a metros del campamento

Dormido entre la maleza

03/07/16 12:59 | Nacionales

Las 10.30 del sábado 2 de julio quedará en la memoria de muchos por haber participado de una desesperada búsqueda a contrarreloj. Cuando todo parecía que se sumaría otro día más sin pista alguna, se escuchó el grito que, primero, no fue creíble. “¡Que lo encontraron, un policía, allá abajo, por el otro lado, estaba dormido… allá está, lo están trayendo!”

Las conjeturas de cómo, de dónde, de quién o quiénes, que el papá, que la mamá, que cómo puede caminar tanto un niño tan pequeño, se fueron al diablo tan rápido como cuando finalmente todos en el en el campamento operativo de la Policía de Misiones reaccionaron y corrieron hacia donde todo se había iniciado: el campamento de los tareferos, de donde el jueves a la siesta, el niño Octavio Leonel, de 2 años, había desaparecido sin dejar rastro alguno. Incluso, su camión de juguete tampoco estaba.

Nadie podrá olvidar ese momento porque muchos de los propios policías que aplaudieron el logro obtenido (recibieron el reconocimiento en el lugar de parte del ministro de Gobierno Marcelo Pérez y del subsecretario Ricardo Wellbach) saben que por fin una búsqueda de una persona terminó bien, a pocas horas de rastrillaje y sin tener que lamentar otros daños. Por fin, el esfuerzo de haber reunido a poco más de 200 efectivos entre policías, policías especiales, bomberos, de la sección de canes con cuatro perros adiestrados, de la sección montada y hasta de la Gendarmería, valió la pena. Además, unas 50 vecinos de Colonia Milagros se unieron desde el mismo jueves a la tarde y hasta ayer al mediodía estuvieron preparados para todo, con machetes en mano y con la disposición para lo que fuere.

Dormido entre la maleza

El policía del Grupo de Operaciones Especiales de la UR 7 de Apóstoles, el cabo primero Sergio Dornels fue quien tuvo el guiño del destino y quien divisó entre las malezas, acostado, dormido y cerca del arroyo El Saltiño, al pequeño niño de 2 años, el hijo de los tareferos Gilberto Da Silva, de 26 años, y Marisel Lemos, de 17.

Según confiaron a El Territorio varios jefes de distintas divisiones y áreas de la Policía, el pequeño no lloró y no fue lo que llamó la atención del agente. “Estaba entre las malezas, dormidito, consciente y balbuceó algunas palabras, pero parece que está bien, aunque, claro, deshidratado”.

El pequeño Octavio estaba desnudo completamente. No tenía siquiera el pantaloncito que muchos creían que llevaba puesto al momento de desaparecer. Lo primero que hicieron los policías al llegar a ayudar al cabo primero Sergio Dornels, fue darle agua de sus botellas. Octavio estaba a unos 300, 400 metros, no más, de donde está el campamento de los tareferos en donde había aún cuatro carpas levantadas de las ocho que había hasta el jueves.

El grito del hallazgo más esperado en las últimas 40 horas reunió rápidamente a más de 50 personas que estaban cumpliendo con los rastrillajes desde hacía unas tres horas antes. Todos se fueron al encuentro del pequeño que dormía en los brazos del policía, mientras otros efectivos respiraron con la tranquilidad que sólo brinda la felicidad de haber cumplido con lo encomendado.

Era una multitud la que rodeó a Octavio Leonel, quien no soltaba su camión de juguete, el mismo que, al no haber quedado en el campamento de tareferos, dio lugar a que muchos lugareños y hasta el propio padre de la criatura mencionaran al personaje del Pombero, la mítica leyenda misionera del ser que merodea y silba en el monte.

El pequeño fue inmediatamente trasladado en uno de los patrulleros hacia el hospital de San Vicente, en compañía de la joven madre, que también tiene otro niño, de 4 años. En el hospital de San Vicente fue revisado por varios médicos policiales y del hospital, sobre todo, para confirmar que el pequeño no haya sufrido lastimaduras.

El niño, en general, respondió bien y a las 14 fue trasladado al Samic de Oberá en ambulancia, en compañía siempre de su mamá, que por varios días no volverá a la tarefa, o quizás nunca más.

El misterio continúa

Encontraron al niño. Muy cerca de donde el jueves a la siesta desapareció poco después de despertarse y empezar a llorar.

Se supone que en ese momento uno de los dos hombres que estuvieron demorados por la Policía, fue a avisar al yerbal a los padres que el niño empezó a llorar. Pero cuando volvieron al campamento no estaba más. No había nada que pudiera dirigirlos directamente a donde se haya ido o le haya pasado algo.

Ayer a la mañana, una hora antes quizás del encuentro del pequeño, la mamá Marisel Lemos estuvo declarando ante la Policía, que hasta ese momento seguía de cerca la otra investigación, la que persigue todo tipo de posibilidades, hipótesis y sospechas.

Después de la declaración, recorrió junto al subjefe de la Policía de Misiones, José Mazur, el recorrido que suponía ella pudo haber hecho su niño alrededor del campamento. Su esposo, inclusive, estaba en otro punto del monte haciéndole caso a un presentimiento que tenía desde el día anterior.

Tras el hallazgo a tan pocos metros del campamento y cerca del arroyo, por donde pasaron varias veces los policías y los colonos que ayudaron en la búsqueda, despierta en los pesquisas más intrigas que certezas. Aunque, por ahora, todos respiran aliviados que a Octavio no lo atacó ningún animal y soportó casi dos días sin comer ni tomar agua.

El Territorio

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