Roberto Javier Céspedes, detalló cómo fue la noche

Roberto Javier Céspedes, detalló cómo fue la noche

“Me bajó el pantalón y me metió un dedo”

Detalles de la noche del horror

11/06/19 13:19 | Nacionales

De victimario a víctima. Roberto Javier Céspedes, uno de los dos detenidos por el asesinato del diácono Guillermo Luquin (52), compartió antes de entregarse a las autoridades un video de casi ocho minutos en el que relata el horror que vivió en la casa del religioso. Sexo forzado, amenazas y un forcejeo letal.

Desde un principio, los investigadores descartaron la hipótesis del robo. No faltaba nada. Los ingresos no estaban forzados. Sólo se encontraron dos vasos y una botella de gaseosa. Policía Científica logró levantar de una de las copas las huellas dactilares que confirmaron que el diácono había mantenido un encuentro con su agresor. A continuación, el crudo relato de uno de los dos detenidos por el homicidio.

La noche del homicidio: “Me bajó el pantalón y me metió un dedo en la cola”

“El chabón nos contactó por Telegram. Nos invitó a que tomemos una coca y que comamos algo con él porque se sentía muy solo. Yo estaba con mi pareja, le dije a él que tenía novio y si le molestaba que acudiera con él, a lo que me dijo que no había ningún tipo de problema. Llegamos a eso de las 11.57”.

Los chicos tocaron timbre y el diácono les abrió la puerta. “Nos ofreció una gaseosa. Tomamos, más que nada yo; mi pareja no. Hablando, nos preguntó cómo estábamos. Le dijimos que estábamos bien. Nos dijo que tenía unos cuadros en su habitación, que si los queríamos ver: le dijimos que sí, que no teníamos ningún tipo de problema”.

De acuerdo al relato de Céspedes, ese es el momento en el que su pareja se va al baño y él ingresa junto al religioso a su habitación. “Ahí le dije: ‘Guille, esperame acá que voy a tomar más coca’. Cuando termino de tomar, entro de nuevo a la habitación y lo encuentro masturbándose en la cama; con todo el cuerpo totalmente desnudo”.

“En ese momento le dije que lo que estaba haciendo era una falta de respeto, que no era lo acordado. Que nosotros habíamos acordado comer algo, tomar una coca, un café y charlar. Él más que nada nos quería meter en su religión y le dijimos que nos interesaba el tema, saber de Dios. Después de que le dije que era una falta de respeto, se sintió ofendido y empezó a forcejear conmigo como para obligarme a tener relaciones con él”.

En ese momento, Céspedes aseguró que el religioso abusó de él. “Me empujó contra la cama, me bajó el pantalón y me metió el dedo en la cola. Cuando me metió el dedo en la cola, salió mi novio del baño porque escuchó ruidos. Guillermo estaba forcejeando conmigo y él (por su novio) me quiso defender empujándolo, como para sacármelo de encima”.

“No pudimos. A todo esto, Guillermo tenía un cuchillo en la mano. Él estaba encima mío porque me quería chupar el cuello. Cuando le quise sacar la cabeza, el chabón me mordió con su boca un diente. Mi novio lo empujó, no pudimos. Él me quiso clavar un cuchillo y ahí fue cuando forcejeamos por el cuchillo. Él me lo quería clavar y lo tomé de la muñeca. Con su misma mano se la llevé hacia la carótida”. Obviamente hubo indicios de forcejeos en la habitación. Él para salvar su vida, mi novio y yo para salvar la nuestra”, cerró.

“Nos retiramos ensangrentados. Me fui para el lado de mi casa, salí y dejé la puerta con la llave del lado de adentro. Nos fuimos para mi casa. Estábamos con miedo. Saltamos el techo de mi casa porque no le queríamos decir a mi mamá. Nos bañamos. Una hora dos horas hasta que le contamos y mediante mi hermana nos ayudaron para hacer lo correcto, que es esto. Me voy a entregar a la Justicia como corresponde y a hacerme cargo de lo que sea”.

Cómo se conocieron: “El chabón me acosaba desde que tenía 15 años”
El joven de 18 años se entregó, después de hablar con su madre y contarle todo lo que había vivido. “Esto lo hago más que nada por si me quieren hundir. Me estoy entregando voluntariamente a declarar como corresponde, como toda persona que se tiene que hacer cargo de lo que hizo”, aclaró.

“Esto empezó cuando tenía 15 años, cuando me iba para el colegio se acercaba cada vez que salía de mi casa, acosándome; preguntándome si necesitaba algo. Si quería ir a tomar un café, si quería acercarme del colegio. Yo siempre le decía que no. Pensaba que me iba a preguntar alguna dirección, porque no solía acercarme solo a un coche que no conozco”, recordó el joven.

Pese a la negativa, Céspedes aseguró que el diácono “seguía insistiendo”. “El chabón me pasó su número, me dijo que se llamaba Guillermo; que trabajaba en el Banco Provincia y que si tenía alguna dudita o algún trámite que recurriera a él. Le dije que no, que no necesitaba su número y que realmente no me interesaba”.

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