Ines Estévez y Nacho Pérez Cortes
16/10/19 9:53 | Locales
a pareja de Selva (Inés Estévez) y Marito (Jorge Suárez) navega aguas turbulentas desde el inicio mismo de Pequeña Victoria. El nuevo mundo que se abrió con la llegada de la beba golpeó de lleno a Selva, mostrándole que no había por qué resignarse a una relación sin aventura ni riesgo, incluso cuando este parecía ser parte del plan de Dios para ella.
En ese camino de búsqueda apareció su compañero de rock Juan Pablo (Nacho Pérez Cortés), más joven, sin prejuicios ni condicionamientos: la representación de la tentación y el deseo postergado. Un camino que Selva se propuso transitar, aun con el riesgo de llevarse puesto algún mandamiento en el trayecto.
Primero fue algún acercamiento entre baile y baile, luego la fantasía de un escape entre sueños, el histeriqueo en aumento y un roce de labios producto del alcohol y profunda culpa posterior. Siempre al límite, Selva eligió detenerse en el momento justo. Hasta que no se detuvo más.
Una pista de baile vacía, un truco que los deja boca a boca, y un beso apasionado como preludio de un encuentro íntimo en el vestuario: 'Esta vez no estás borracha', le dijo Juan Pablo. 'Esta vez no', reafirmó ella. Así Selva decidió cruzar la delgada línea y enfrentarse a todos los preceptos religiosos que siguió al pie de la letra hasta ese momento. Si los cortocircuitos en su relación con Marito estaban a los chispazos -a pesar del esfuerzo de él por entenderla- este acercamiento a Juan Pablo va a cambiarla completamente. ¿Puede la ley del deseo más que la culpa? ¿Quién de las otras madres va a tener la respuesta correcta?
La Nación