Comunicación telefónica con Valeria Castro, Hija de la mujer encontrada
02/12/19 13:58 | Locales
En la emisión del programa diario, “Diario de la mañana”, fue entrevistada y pudo allí expresarse Valeria Castro, la hija Elsa Mercuri, quien fue hallada muerta en la localidad de General Lagos tras una intensa y prolongada búsqueda y tras meses de estar desaparecida. En este marco de dolor inimaginable, ella se expresó en términos claros, contundentes y fuertes: “Este HDP no sólo la mató a mi mamá. La descuartizó. No entiendo por qué nosotros tenemos que salir a dar declaraciones, mientras que la gente piensa que los hijos son culpables. La gente habla por hablar, porque el aire es gratis; el dolor que estamos pasando tan tremendo, y con la gente que quiere saber más detalles. ¿Qué más detalles quieren saber? Un hombre, un asesino, un calculador. No era una buenas persona, como dicen todos, porque si se es buena persona, no se tiene tanto tiempo el cuerpo de tu mujer, mintiendo hasta cinco minutos de que llegara la policía. Entonces no me entra en la cabeza cómo yo tengo que dar explicaciones de todo lo que pasamos. La verdad es que no tengo ganas. No tengo ganas de darle explicaciones a nadie. Todo el mundo te juzga, todos creen que saben, Y nadie sabe nada, porque en estos casos de violencia, nadie lo sabe. Mi mamá decidía por ella misma, porque le ofrecieron salidas. Era una relación enfermiza. Una pareja de años, siempre viviendo de la misma manera. Nosotros éramos quienes buscábamos a la policía y realizábamos la denuncia.”.
Valeria, conteniendo el llanto, expresó que todos fueron víctimas de un manipulador, llegando hasta a tenerlo enfermo en la casa, una vez que ya había perpetrado el asesinato: “Mintiendo hasta lo último, muy calculador, sabía hasta lo que iba a contestar. Y no estaba solo, tenía ayuda”. Había llegado hasta apuñalar a su mujer en los riñones. La violencia ya estaba marcada, y se había naturalizado por tantos años de relación. Sólo que no se difundía.
Elsa no era la única víctima. Uno de sus hijos, se sumió profundamente en las drogas, y a los veinticinco años se suicidó, porque según Valeria, lo afectó profundamente, y desamparado no pudo aguantar.
El enojo de Valeria, como ella misma reconoció, y su indignación es con todo; con la gente, hasta con ella misma, por no haberse dado cuenta antes, por el monstruo que tenía al lado: “Nunca imaginé que iba a suceder esto. Él, en su declaración dice que ellos se fueron a las manos. Eso no puede ser, y los que la conocían saben que ella estaba siempre sentaba, porque se agitaba con facilidad. Tenía una vida sedentaria. Era gritona, pero irse a las manos, no. ÉL planeó todo, no fue una discusión. La hizo de callado. Nosotros sabemos todo lo que tuvo que sufrir por ese HDP, ese monstruo. Él manipuló todo, y nunca pensamos que terminaría así”.
Esto resultaba impensado para cualquier vecino que los conocía; especialmente a él. Valeria dice que ella sabía que ya la había matado, porque una hija se da cuenta de esas cosas, y además, su madre no se comunicaba por un tiempo prolongado. Solo que no se esperaba algo tan siniestro.
El asesino llegó hasta a quemar el colchón, dado que asesinó a su esposa en la cama: “No me entra en la cabeza cómo se le puede dar prisión domiciliaria a alguien así. Seguramente debe ser otro de la misma calaña que él. Que la abogada lo haga pasar por in imputable. Se tiene que pudrir en vida, tiene que sufrir”.
Valeria, con un coraje extraordinario, aunque desde el dolor y conteniendo el llanto, dijo que la fuerza se la da la madre, para seguir luchando después de todo el horror que pasaron.
Andrés Vallasciani