Mario Hernández
23/03/20 12:58 | Sociales
La balanza...
Cuando mis trazos hablan del presente, no suelen ser de los más fáciles de escribir o leer.
Por estos días han aparecido muchas personas que dejan sus pensamientos, sus críticas, sus miedos y hasta sus plegarias en letras por las redes sociales, bienvenidos sean.
Cuanto a cambiado nuestra sociedad, cuanto a cambiado la humanidad toda, ese ser mundano que corría todo el tiempo, con un celular, algún documento, alguna urgencia siempre, con sus cabezas gachas, sin mirar el cielo por un instante. Rara vez sus manos llevaban una flor, o algo para compartir con un abuelo.
Desaparecieron aquellos seres que se movilizaban en masa reclamando derechos, los robots, que le habían ganado al hombre su lugar en las industrias, detuvieron su labor. Por otro lado el mundo comenzó a respirar, sus venas aclararon sus aguas, la vida silvestre se acercó a los conglomerados urbanos, como diciendo nosotros queremos vivir junto a ustedes, no nos hagan daño. Hoy muchos de ellos vuelan libres y el humano es el que debe estar encerrado.
Las grandes potencias mundiales, con todo su aparato bélico, sus muros, sus satélites, no pueden ante algo tan insignificante, que no se ve pero que existe. Ese enemigo tan pequeño lo aterra, lo acorrala.
Se ven y se verán los gestos más mezquinos, como por otro los solidarios más impensado, lo urgente dejará de serlo, y las prioridades pasarán a ser otras.
Hay algo que es un misterio, que puede terminar con vos, conmigo, con un ser querido. Dicen que la única solución es el encierro. Nos llevará a mirarnos hacia dentro, y dejar de ser los justicieros de turno, esos del olvido rápido, esos del perdón ausente.
Deberemos cambiar conductas, hacer una pausa en ese andar loco, tal vez algunos en algún momento tomemos un libro, de aquel tema musical no solo escucharemos su ritmo sino su letra, y digamos, esto está bueno, o uno que estaba escuchando. Tal vez si disponemos de un lugar en el fondo de nuestra casa, hemos de plantar un árbol o labrar un pequeño espacio de tierra, y veamos en un pequeño brote la vida, y aprender a cuidar de él, como lo deberíamos hacer con nosotros.
Llegan las noches donde se escuchan aplausos, tanto por los que ejercen la medicina, con años de estudios sobre sus hombros, mal remunerados ellos, como también por aquel que pasa recolectando los residuos y tal vez apenas sepa deletrear algo, porque no tuvo su oportunidad de aprender, pero hoy es tan importante como aquel médico, y en esas palmas que se oyen se llevan el aliento de un pueblo diciendo gracias.
Ese enemigo a equilibrado la balanza, nos está dando una lección de vida, porque nosotros, esos justicieros repentinos de la sociedad, hoy debemos ser nuestros propios jueces, debemos preguntarnos a cada paso si no le estoy haciendo mal a alguien con mis actos, porque es un boomerang que vuelve hacia mí sin saber cuando.
Hoy extrañamos esas reuniones, esas fiestas, hasta ese mate compartido, nos faltan los abrazos, los besos. Todo es virtual, eso tan solo, ahora notamos lo frío que resulta, pero en nuestro loco andar era lo que nos aferraba a la vida, tal vez no estaba tan mal levantar nuestra cabeza, decir buen día, permiso, un chau levantando un brazo o simplemente mirar el cielo.
Un día, al igual que el agua, todo se puso a un mismo nivel, esa agua la única que nos limpia de ese enemigo que no vemos, ese para el cual todos tenemos el antídoto, está en nosotros que lo sepamos usar, está en nosotros, no te olvides.
Hoy es 23/03/2020, no sé si mis letras servirán de algo, pero si tan solo a uno lleguen, y logro cambiar algo en él, mi pequeña gota de agua seguramente sirvió para ayudar a limpiar algo de ese enemigo. Tratemos desde nuestro lugar de hacer algo no solo por nosotros, sino por alguien más, tenemos el tiempo, pensemos en qué.
Si algún guionista se le hubiera ocurrido este presente para reflejarlo en una película, quizás no se hubiese llevado ningún Oscar, sería una ficción poco creativa tal vez. Pero la balanza de la humanidad, nunca a hecho como en este presente equilibrar los platillos, en uno la ficción, en el otro la realidad.
Que vas a cargar en tu platillo?
Tus intereses, tus egoísmos, tu riqueza.
Tan solo recuerda, que es la balanza de la vida...
De nosotros depende volver a hacer aquello que nos hacía hasta muy poco tan felices, yo también quiero volver a verte, estrecharnos en un abrazo y decirte :
_ Te quiero herman@!!
Recordá que todos tenemos el antídoto, QUEDATE EN CASA se llama...
Mario Hernández