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24/09/20 15:52 | Locales
Cesar “Piti” Orellana es un joven referente de la oposición al oficialismo en la localidad de General Lagos. Se trata de un vecino más, que se muestra tal como es, sin dobleces, y que es reconocido por militar desde hace años, construyendo la localidad, a veces criticando, pero a veces también reconociendo los aciertos de la actual gestión, y ayudando siempre que fuese correcto y necesario.
Cesar se refirió a la grave situación que se vive en General Lagos, con respecto a la seguridad de todos y todas las vecinas, que se ven alarmados por los crecientes casos de inseguridad que azota a la localidad, tanto en materia de robos, como recientemente, con balaceras recurrentes: “Estamos preocupados por esta situación tan difícil, que nunca habíamos visto en el pueblo, en el que todos queremos seguir viviendo tranquilos. Nosotros queremos sumarnos a cualquier iniciativa, para poder desterrar estas actividades, que nos están afectando en este pueblo hasta hace poco tan tranquilo. No nos tenemos que acostumbrar a esto, sino aunarnos, desde la oposición, pero principalmente desde el vecino común, para darle solución a este tema, y para exigir lo que tengamos que exigir. Pero la solución es algo a lo que difícilmente arribamos. Hay un juzgado Penal en Rosario, al que debemos remitirnos, con la Comuna o no. Mostrar nuestra disconformidad, para que las autoridades competentes puedan actuar. No es una situación fácil, requiere actuar, pero también una investigación previa, que ya está en desarrollo, creemos. Yo sé que desde la policía local se planteó esto, pero es una competencia federal. Tenemos que apuntar a que Gendarmería tenga una presencia mayor en el pueblo. Hoy tenemos una responsabilidad como minoría que somos, y como oposición intentamos estar siempre pidiendo opiniones, y criticando lo que nos parece que está mal”.
Cesar mencionó que el consumo de estupefacientes es algo personal, y cada uno decide si consumir o no. Pero la seguridad si hay que garantizarla, y no importa cómo. Ese es el tema puntual que enfatizó, sobre todos los demás: “Se conocen bien los puntos de venta, y no se hace nada. Hay que actuar en consecuencia, y hacerle entender a esta gente que no es sencillo, y la gente que se dedica a esto no le tiene miedo a nada. Por eso es un tema sumamente serio, en donde deben actuar las fuerzas federales, a través de fiscalía, y de lo que se a la justicia federal. Hay una realidad, y es que los tiempos de la justicia son diferentes a los de los vecinos. Y la respuesta quizás es sumar acciones concretas, porque no estamos en año electoral. Nuestra movilidad es la preocupación del vecino, y eso transmitimos a la comuna. Todos queremos vivir en paz, y desde hace rato vemos cómo se viene generalizando. Debemos denunciar, sin miedo, y sobre todo movilizarse, al igual que como se hizo con el Irar.”
“Si bien crecemos, y tenemos un pueblo muy lindo, con infraestructura y recursos”, prosiguió explicando, “no somos una isla. La responsabilidad es de todos, la de denunciar y ponernos a la par y ponernos al frente de esto. Hay que movilizarse y reclamar ante todo”.
Orellana remarcó que alguien debe alzar la voz, pese a las críticas, especialmente en las redes, que a veces son despiadadas: “Eso no sirve, criticar por criticar. En lo personal todos tenemos obligaciones, pero siempre traté de alzar la voz disidente, que no es fácil, pero que debe hacerse, porque la comunidad se hace entre todos. Si la crítica es constructiva, bienvenida sea. También está la famosa grieta. Hay que decir también lo que se intenta ocultar. Además, la gente también merece saber cómo funcionan las comunas: son una pequeña comisión de cinco personas, dentro de las cuales hay solo un representante, en nuestro caso, el Doctor Rojas. Siempre son cuatro votos contra uno. Y nosotros cada dos años tenemos la oportunidad de presentarnos, y darle la oportunidad a la gente de cambiar esto. No hacemos campaña haciendo leña del árbol caído. Además, me expreso como vecino que vivió toda su vida acá. A veces no nos alcanzan los recursos, pero estamos en la total disposición para que el pueblo se enderece y pueda crecer bien nuevamente, en paz”.
Finalmente, contó que mucha gente que invirtió en el pueblo, que se mudó a la localidad desde otros lugares, se comunicó con ellos explicándoles con amargura que no quieren vivir de nuevo esto acá, porque por esto se mudaron.
Mencionó también que es una situación angustiante, porque no hay nadie que esté al margen de esto, y que no tenga familia o algo por lo que preocuparse. Las balaceras y la presencia marcada de las armas de fuego, se profundizaron drásticamente en el último año. Considerando que muchas veces las autoridades no se ven, General Lagos hoy es, para los vecinos de la localidad, tierra de nadie, y estamos todos “a la buena de Dios”, prácticamente, porque no se hace nada, y el monstruo crece y crece. Parece que el pueblo no es una isla, y que es parte de una realidad de país que nos abruma y nos aplasta. Y seguimos sin hacer nada.
Andrés Vallasciani