Yamila Velasquez
05/11/20 18:21 | Locales
Yamila Velásquez es profesora de inglés, y desde hace años enseña en General Lagos, en su instituto, “Upgrade school of english”.
Como es sabido, este año fue atípico, debido a la pandemia, que por supuesto, le afectó en un sentido negativo, como la mayoría de los comercios. Y en este caso, ni siquiera pudo comenzar desde que comenzó la cuarentena en marzo, y todo resulta muy frustrante, porque realmente había muchos proyectos y planificaciones: “Se hablaba de clases virtuales primero, porque no sabíamos qué hacer. Yo no contaba con una computadora en ese momento, porque cerró todo y no pude equiparme bien. Decidimos arrancar en abril con las clases virtuales y con los cursos más avanzados, realizamos video llamadas, y con los más chicos, videos. Yo contando con un teléfono celular, hasta que averiguando cómo conseguir un medio, y todo era muy caótico al principio. Todo fue virtual al principio, con mucha incertidumbre y obstáculos, sobre todo al no contar con los medios. No sabíamos cuánto iba a durar, pero gracias a Dios pude resolverlo, y ahora las cosas son distintas, porque nos adaptamos con los alumnos, pudimos retomar el vínculo y acostumbrarnos. Además, también están los padres, que también tuvieron que sumarse, porque son ellos los que tienen que estar con los chicos que reciben los videos. Agradezco la tecnología, y creo que muchos docentes en la nueva normalidad optaremos por esto, porque creo que muchos tuvieron que salir de la zona de confort, e indagar e investigar mucho sobre el uso de los nuevos medios y los beneficios que trae. Esto es algo positivo, porque nos lleva a contar con nuevas herramientas”.
Siempre rescatando lo positivo, Yamila se refirió a que en el día a día, hay cosas a las que uno no presta atención en los chicos, y esta situación permitirá mejorar también este aspecto, aunque lo negativo, obviamente, es la pérdida del contacto y el vínculo personal y real que se crea: “Cuando explicamos un tema nuevo, grabo tranquila un video, y lo muestro en la clase, porque la comunicación se trunca. Con los chicos más chiquitos, trabajamos con videos, y no con llamadas, y ahí noto un retroceso, porque no puedo ayudarlos, en el sentido de un seguimiento, aunque si evalúo y veo que hacen la tarea. Todo cuesta el doble”.
Aún no hay protocolo para este tipo de actividades, como en la enseñanza en general, porque aún hay desconcierto hasta en cuánto a la educación privada. Si bien en este caso puntual, los protocolos podrían respetarse, porque armaría grupos y mantendría distancia, aún no está la ordenanza que viene desde arriba. El espacio es reducido, y deberíamos meter más horarios, si bien nunca junto más de ocho alumnos. Es un desafío, y a mí me gustan los desafíos. Fue un año innovador, y aprendo muchas cosas. Si es cierto que te das cuenta la necesidad de comunicación, que todos tenemos, pero que se hace más evidente en el caso de los alumnos: esperan la hora de inglés para conectarse y hablar, y mostrarme lo que hacen'
Hay una actividad tradicional, que es el festejo de Halloween, y el instituto habitualmente lo festeja. Este año se pudo llevar a cabo de manera virtual, para no perder el ritmo del aprendizaje: “Muchas otras actividades este año no se pudieron hacer, como aprender música, elementos en contexto, como granjas y muchas otras. El contacto con el idioma es primordial. Escuchando siempre en el audio original, realizamos dinámicas que este año, lamentablemente no pudimos hacer. Halloween si lo hicimos, y dos días antes de la celebración, disfrazados en casa, con una mega producción. Súper ansiosos, y no pensaba en que se iban a cambiar de esa manera. Fue como si hubiese sido presencial”
Un año muy intenso, pese a todo lo que sucede en el mundo, distinto, pero de manera activa, con todos los protocolos, con chicos felices y ansiosos, disfrutando y participando, con una experiencia diferente y esperando poder mejorar, ante la inquietud de no saber cuándo reiniciará todo. Las expectativas, según Yamila, fueron iguales o mejores, porque se aprende mucho de estas crisis, a valorar lo que extrañamos, pero también a adaptarnos al uso de las nuevas herramientas para mejorar la educación y el vínculo y fortalecer lazos. Una visión muy optimista, que vale la pena rescatar.
Andrés Vallasciani