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Abraham Bargad, el coronavirus y la leyenda del tablero de ajedrez

Vecino de General Lagos explicó la rápida propagación del virus

08/12/20 17:53 | Locales

Abraham Bargad es un gran ajedrecista. Practica esta actividad desde que tenía 5 años, aprendió viendo cómo jugaba su padre y su tio. Desde entonces ha jugado por distintas partes del mundo, y lo vive con mucha pasión, alegría, éxito deportivo y dedicación: “Está comprobado a base de estudios, que esta actividad trabaja sobre el área lógico – matemática, y esto opera inmediatamente sobre las decisiones de cada día, y en el desempeño cotidiano. Nos permite tomar decisiones acertadas”.

En relación a sus experiencias más recientes, expuso: “Ganamos un torneo internacional en 2018, jugando para la provincia de Misiones. Ese mismo año dicté un curso de Ajedrez en el Goretti. Cuando la gente del área de ajedrez me necesita, yo estoy ahí siempre para ayudarles porque es un ambiente muy familiar y agradable'.

También destacó que actualmente hay casi siete mil docentes, avalados por la Federación Argentina de Ajedrez, que nuclea esta actividad, y da el título de maestro para poder enseñar.

El lo hace por hobbie, y nunca fue lucrativo: 'Aunque hago muy poca docencia , por ejemplo el año pasado, estuve en Paraguay, y me invitaron a dar una conferencia a una cadena de ajedrez muy importante, fue muy agradable y realmente la pasé muy bien. De vez en cuando algo hago”.

Dada la situación actual de pandemia, es muy difícil normalizar el juego de manera presencial, sin embargo “Hoy en día se puede jugar por internet, y hay sitios extraordinarios. Eso permite la posibilidad de jugar con maestros internacionales, en otros países, al instante, en cualquier espacio y a la velocidad de la luz. La tecnología ha permitido que el ajedrez sea el deporte número uno dentro de la red mundial”.

Abraham recordó a José Mansilla, muy querido y entrañable para mucha gente, reconociendo que era un gran jugador en esta disciplina, y que esa es la prueba cabal de que es un deporte que no discrimina: “Si no oís, no ves o no caminas, jugas igual. Solamente necesitas que funcione el motorcito de arriba. Nada más”.

También aseguró que es el juego más perfecto que el hombre haya inventado, y es infinito, superando a las Damas, que sin duda es limitado: “Genera evolución, y es algo que no solamente ayuda en lo personal, sino también nunca se termina de aprender, al igual que cualquier otro deporte y destreza. Es diferente a un juego de mesa ordinario. Perder aquí no es lo mismo que perder en el truco, porque se evoluciona. La derrota es parte de la futura construcción”.

Abraham Salió campeón en 1983, a nivel nacional, de partidas rápidas en categoría infantil. En el año 1990, salió tercero en un evento argentino en la provincia de Córdoba, y ganó en muchas categorías: “Es algo muy lindo de ver, el estar en Rankings a nivel mundial, y eso se puede buscar hoy en día, porque queda todo publicado. Es como si se hubiese hecho una gran biblioteca. El reconocimiento es la mejor paga, porque no es una activad lucrativa”.

No es un juego para cualquiera. Necesita muchísima concentración, astucia, destreza y experiencia. Pero sobre todo, requiere paciencia y pasión, teniendo en cuenta que no hay fines de lucro, sino que son horas y horas de enfoque y determinación, incluso para los que se dedican a enseñarlo. Forma el carácter, la mente y el espíritu, y eso se refleja en la persona que es Abraham.

Abraham padeció covid - 19 y su proceso fue muy complicado, por eso, para finalizar, con el objetivo de crear conciencia sobre la rápida propagación del virus, citó la leyenda del tablero de ajedrez:

Cuenta la leyenda que un príncipe, feliz con el juego, concedió al inventor que pidiese lo que quisiera. Este pidió un grano de arroz por la primera casilla del tablero de ajedrez, dos granos por la segunda casilla, cuatro por la tercera casilla, y así sucesivamente, es decir, por cada casilla del tablero, el doble de granos de arroz que por la casilla anterior.
El príncipe ordenó a sus colaboradores reunir la cantidad de trigo requerida. Para sorpresa del príncipe, no existía en todo el reino suficientes granos de trigo para satisfacer lo solicitado por el inventor.

Esta leyenda ilustra lo difícil que nos resulta comprender el fenómeno del crecimiento exponencial del covid - 19. Rápidamente se convierte en números estratosféricos.

Andrés Vallasciani

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