Betty Gamba
07/01/21 18:57 | Locales
Beatriz Gamba es una vecina de la localidad de General Lagos, que vivió un antes y un después en su vida, con una experiencia de vida muy intensa. Ahora, se cumple un aniversario de este acontecimiento significativo. Ella lo posteo, lo difundió y lo hizo público a través de las redes sociales. También nos contó, en detalle, lo que pasó ese día clave, en que fue intervenida del corazón, en una operación sumamente complicada y comprometida:
“Una operación de corazón que no era muy sencilla, porque lo mío era congénito, y era bastante difícil, para los muchísimos lugares e institutos famosos que consulté en el país. Inclusive me querían internar en Buenos Aires para hacerme un tratamiento psicológico, porque la operación no iba a ser fácil, sin lugar a dudas. En el momento en que me decidí a hacerlo, se dieron hechos en que mi salud se fue deteriorando, pasando por un edema pulmonar, del que me salvé de casualidad, porque no me dejaba recuperar. Gracias a un par de médicos, especialmente, pude salir adelante. Me dijeron que el edema precede a un paro cardíaco, y que yo debía decidir si operarme o no. Elegí si hacerlo. El 5 de enero era mi cumpleaños, así que le pedí al doctor que me operara ese día. Me dijo que no podía, porque operaba los lunes, así que lo hizo un día lunes finalmente. Hace poco se cumplieron diez años, durante los cuales viví, y gracias a Dios, bastante bien”.
La enfermedad de Beatriz era congénita, pero no tenía síntomas, prácticamente. Los comenzó a sentir, aproximadamente hace unos veinte años, principalmente con arritmia o taquicardia: “Me tenía que internar, que hacerme detener el corazón, para que al volver a funcionar, retomara el ritmo normal. Tenía latidos de doscientos o más latidos por minuto. Me realizaron dieciocho operaciones cardio vasculares, con golpes eléctricos, que me iban deteriorando el cuerpo en general. La operación fue muy bien, y el postoperatorio también. No sabían si iba a salir adelante después de todo eso”.
Betty ha vuelto a nacer. Y después de estar mejor, comenzó desde entonces a preguntarse el motivo por qué vivimos complicamos la vida, cuando es corta y hay que aprender a vivirla a pleno: “Ya desde antes de operarme, comencé a ver las cosas de otra manera. Me di cuenta de que la vida es sencilla y hay que vivirla bien, no sé por qué vivimos complicándonos por todo. La pandemia también me ha quitado tiempo, porque yo soy de salir mucho, de vivir a pleno, de no privarme, de viajar y de ver amigos. Si hay que tener una gran fuerza espiritual, que yo comencé a tener, y que me ayuda a salir adelante, pensando todo el tiempo en que sucederá lo que Dios quiera, pero necesitamos esa fuerza interior, esa paz que nos permita superar los problemas. Eso me enseñó la operación. No tenía miedo a la muerte, porque será lo que él quiera. La vida no es rosa, pero con esa fuerza podemos salir adelante”.
Ella aprendió a ver las cosas de otra manera, gracias a esta experiencia personal que la marcó para todo el resto de su vida. Un clarísimo ejemplo de resiliencia, con un mensaje de aliento, de esperanza, fortaleza y consuelo. En este caso, se aplica bien el refrán, que lo que no mata, fortalece. Ahora ve las cosas sin temor, sin miedo, sin complicaciones, porque somos seres temporales, y el temor no es bueno.
Andres Vallasciani