Padre Anibal Quevedo, director
12/02/21 19:27 | Locales
El padre Aníbal Quevedo, director del Cottolengo Don Orione, realizó un nuevo balance de la institución en los actuales tiempos de pandemia, explicando cómo viven actualmente los residentes esta durísima situación, de fuertes golpes no solamente económicos, y cuáles son las medidas que se están llevando adelante:
“Aislamiento institucional, y cuidado de los empleados. No tenemos a nadie con Covid, y estamos con estos cuidados, teniendo en cuenta que el momento es como si fueran vacaciones, con personal que trabajan de manera restringida. Sabemos que los contagios en el gran Rosario están aumentando, no tenemos casos y estamos bien. Hemos recibido el alta clínica y epidemiológica de los residentes, por eso lo que hacemos es trabajar según el contexto nos permita, particularmente para los que viven aquí. Nos ha costado y estamos volviendo poco a poco a la normalidad, al aire libre, con aislamiento y con elementos de protección, pero no es la vida normal que teníamos anteriormente. Es una situación diferente, nos estamos adaptando, y sanando las heridas que dejó todo esto en las personas. Eso es lo que estamos atravesando actualmente”
La situación mundial caótica del año 2020, debido a la pandemia y a las diversas cuarentenas, ha sacudido no solo las bases económicas de la sociedad en general, sino que también afectaron también emocionalmente a las personas: “El aislamiento y el distanciamiento afectaron, por el hecho de no tener visitas, de no contar con los talleres, o las actividades fuera de la institución que dejaron secuelas, y que queremos sanar cada día. Nuestra energía está puesta en llevarlo de la mejor manera. Con mucho cuidado volvemos, teniendo en cuenta que hay muchas comorbilidades que llevarían a que el cuadro de salud se complique”.
En el Cottolengo Don Orione, actualmente viven noventa personas con diferentes discapacidades, y desde el 2019 no se registra ningún ingreso: “Los cuidados que requieren son diversos, cada uno con su capacidad intelectual, sensorial, física, que requieren una atención particular, y que buscamos siempre darles, pero que se vio severamente afectada. Esperamos la vacuna, que posibilitará anticuerpos frente a cualquier contagio potencial”
Las actividades no se suspendieron. Las misas continúan, pero asisten por grupos. No todos van todos los días, y eso para evitar que se junten. También están los talleres disponibles, y hace unos meses se volvió a la utilización de la pileta, porque todo esto tiene su gratificación en la persona, influyendo positivamente, porque todo el tema de la terapia en el agua genera una gratificación y un bienestar en la persona que ayuda al acompañamiento: “Era una práctica que a ellos les gustaba, pero tuvimos que suspenderla por otras razones. Nos llevó un tiempo que vuelva a funcionar con la temperatura adecuada, pero y está”.
Finalmente, lo que se está necesitando especialmente son los elementos de higiene personal, como Shampoo, jabón, crema de enjuague, espuma para afeitar, desodorante, máquinas para afeitar. Cosas que cualquiera tiene en su casa, en su vida cotidiana: “Estamos solicitando eso, un poco, y también viendo a futuro como seguimos, para proponer nuevas campañas, porque buscamos responder también a estos gustos personales de los residentes, para mejorar también su calidad de vida, porque para todos es placentero asearse, bañarse bien y estar perfumado, usar una crema de enjuague y demás. Siempre agradezco por la generosidad de la comunidad, porque siempre la gente colabora, gracias a Dios”
El año 2020 fue durísimo, y fue airoso. Todos esperamos que este año sea mejor, y que el Cottolengo Don Orione pueda fortalecerse cada día más. La gente es muy solidaria, y las expectativas son muy buenas, teniendo en cuenta que han pasado por muchas cosas, y aún siguen firmes y de pie.
Andres Vallasciani
