El Padre Juan descansa en paz

El Padre Juan descansa en paz

Último adiós a un grande: el Padre Juan y sus promesas cumplidas

Carrera corta pero impecable

11/05/21 19:51 | Locales

«Mi nombre es Juan José Capitanelli. Nací en la ciudad de San Lorenzo, y allí fue surgiendo mi vocación. Fui creciendo allí en varias devociones, pero también en el camino del evangelio, en seguir a Jesús». Esas fueron las primeras palabras en General Lagos de este magnífico sacerdote. «Espero aportar a nuestra comunidad cosas que aumenten nuestra fe, con una vivencia que se pueda ir profundizando, y no por la persona del sacerdote, sino por la predisposición de todos. Porque la decisión es de cada uno»

Sin lugar a dudas, ha superado todas estas expectativas, y con creces: Kermés, eventos, ayuda a las instituciones, apoyo y consejo cuando fue necesario, administración de los sacramentos y cuidado del templo y de la misa. Recientemente había profundizado su ayuda al Cottolengo, durante el azote de la pandemia, y logró poner de pie a Caritas Parroquial. Él mismo sostenía: 'no solamente rezamos, sino que también nos comprometemos en la solidaridad ante la necesidad, y eso reconforta y da mucha esperanza también”. Y todo esto lo llevaban a la práctica por entero. Predicación con el ejemplo. Incluso, en su momento, la ejecución de con un importante trabajo en la costa de la localidad, con los más necesitados. También se podrá recordar una importantísima labor de catequesis, que se fortaleció muchísimo con su presencia. Todo eso y mucho más, además de la atención de toda persona que se acercaba a la iglesia en busca de consejo o de ayuda. Con la dulzura y la paciencia que lo animaba, permanecía siempre firme y con ganas, a pesar de sus serias dificultades físicas.

Finalmente, con el último adiós a esta persona increíble y cuya estadía con la comunidad fue muy breve, compartimos lo que resume su visión optimista de la vida, y su espíritu tan lleno de vida, de luz y de gratitud:

'De este pueblo me llevo una gran alegría, porque acoge, recibe, pero que como en todos los lugares tiene necesidades. a mi me puso muy contento esto, Y eso es lo que Dios quiere para nosotros: que seamos felices, en una comunidad, con gozo en el alma. Las puertas de la iglesia están abiertas, porque esta casa es de ustedes, no del sacerdote. Tenemos siempre el deseo y la esperanza, de que aquellos que tengan el corazón más duro y egoísta, se contagien, en lugar de contagiarse de lo malo. Llenarse de esto que tan bien nos hace. Agradezco a todos, porque no hubo nadie que se haya acercado que no me haya recibido bien, con una gran sonrisa y alegría, y eso se los agradezco de corazón. Es una gracia de Dios para todos».

Descanse en paz

Andres Vallasciani

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