Ana Paula Scarpecci
10/07/21 14:23 | Locales
Ana Paula Scarpecci, psicóloga de la localidad de General Lagos, se refirió en esta ocasión a la problemática tan conocida de la subjetividad durante la adolescencia, teniendo en cuenta la influencia de la tecnología en la construcción con los pares, propiciando nuevos espacios para el desarrollo, la innovación y la creatividad. “Siempre planteamos la tecnología como algo nocivo y destructivo, también sirve para potenciar procesos que se estén atravesando en cada etapa humana. Las situaciones que el adolescente vivía antes de manera presencial junto a los padres, con el grupo o la tribu, hoy se dan en el espacio de la virtualidad, en donde crean espacios grupales en común con la virtualidad. Desde ahí se habla de identificación mutua, el código de lenguaje para determinada franja etaria. Si los adultos ponemos atención, vemos que ellos van huyendo, porque no quieren que el adulto esté ahí en la plaza viendo qué es lo que hacen. Construyen un idioma y lo desparraman. Son parte de esta nueva construcción, que termina siendo parte de lo social. Hay como grupitos, y esto nos da pie para pensar la educación de otra manera” explicó la experta.
En lo virtual y en las redes predomina la imagen, lo que se muestra. Esto puede plantear una contracara de no dejar espacio para la pregunta, el cuestionamiento o el deseo propio. En ese punto es importante que lo visual pueda mezclarse con lo simbólico, articulado con lo social: “Que no quede atrapado eso que mostramos por la imagen que se ofrece en la red social. Peligros hay en las redes, pero también quiero destacar esta contracara positiva, porque permite construir subjetividades dentro de la trama social. Somos hijos de nuestra época, y esta es tecnológica, que se acentuó con la pandemia. El acompañamiento en este escenario es fundamental, para evitar el acoso y demás”, analizó la psicóloga.
Ante las dificultades que presenta el desconocimiento del adulto ante lo que el adolescente hace o deja de hacer de manera virtual, se torna sumamente difícil poder educarlo y también cuidarlo. En este sentido, Ana Paula explicó que esto es muy relativo a la edad, y que no es partidaria del control permanente. Antes bien, prefiere realizar un acompañamiento sostenido en la confianza, la responsabilidad y el cuidado personal: “Sin tener que ver siempre con quién habla y con quién no. Es un acompañamiento continuo. Debe sentirse acompañado afectivamente. Hay que acentuar la confianza, para construir los vínculos entre padres e hijos en otros términos. No va más el mirar todo y el controlar. Hay que formar nuevas relaciones educacionales”
El de la adolescencia es un mundo complejo. Y el de las tecnologías también, dada la pluralidad de escenarios y de subjetividades que ofrece. Lo que debemos hacer, según insistió, es seguir el proceso reforzando vínculos, rompiendo de a poco con la tradición: “Seguir los procesos como el lenguaje inclusivo, el cómo posicionarse como ciudadano en relación con un otro. A mí todo lo que sea plural me parece bueno. Con las redes se le da espacio a otro tipo de discurso diferente al hegemónico y a que circule más información, con otras palabras y sentimientos. Si es cierto que la tecnología genera atrapamientos en los modelos y las imágenes, poniendo en riesgo al sujeto muchas veces. Con esto hay que estar atento, y tratar de acompañar cómo sea necesario. El cuidado y la precaución deben estar siempre”. Puntualizó Ana Paula Scarpecci.
Andrés Vallasciani