Ana Paula Scarpecci

Ana Paula Scarpecci

Ana Paula Scarpecci se refirió a un cuadro muy complejo: la depresión

Desde su columna en Diario de La Mañana

21/08/21 11:34 | Locales

Ana paula Scarpecci, psicóloga de la localidad de General Lagos, se refirió a un cuadro muy especial, y sumamente común en estas épocas: la depresión. Es un tema muy complejo, por el estigma que conlleva, porque se asocia en seguida con una persona con determinadas características subjetivas, principalmente con ganas de no hacer nada, de sentirse inútil. En realidad, no es que no quiere hacer, sino que no funcionan como deberían las energías de su cuerpo, de su salud, de su subjetividad. La problemática es interdisciplinaria, y compleja, no se puede pensar solamente desde una mirada: “Necesita mucho acompañamiento familiar, y también comprensión de que no es que no tenga ganas de hacer, sino que no puede. No es una cuestión de voluntad. Los disparadores que se deben tener en cuenta son muy diversos. Depende mucho de la personalidad de cada persona. Algunos porque son más susceptibles, y otros porque se ven golpeados porque se encuentran con una situación de la que no pueden salir con las herramientas con las que solían hacerlo y que les funcionaban. Cuando el sujeto no puede soportar lo que antes soportaba se produce esa depresión. Pero no hay detonante exclusivo. Si hay que tener en cuenta que si hay alguna de estas situaciones, o no sentir placer en la mayoría de actividades diarias que en el día realiza, ahí ya sea porque uno percibe esto o porque otro me lo dice, puedo pensar en una consulta y en preocuparme”, explicó Scarpecci.

Suele haber grados distintos de depresión. Se lo considera crónico por la dificultad del abordaje. No es algo que se diagnostique fácilmente, porque es una persona que no tiene ganas de hacer nada, y no tiene la voluntad que requeriría para realizarse un tratamiento psicológico, psiquiátrico, o cualquier otra cosa: “Es muy difícil para el entorno, porque es indemostrable, y es muy importante sostener la empatía del otro para con esa persona, y esto se logra planteándolo como algo no saludable, proponiendo hacer cosas, sin esperar la iniciativa, y también es fundamental soportar la idea de que el otro no pueda realizar algunas cosas. Pensar en un espacio en donde pueda reconectarse, volver a vincularse y a crear lazos con el entorno, y qué recursos tiene para manejar las situaciones. Son caminos que se pueden tomar para que sea más leve, y esa persona pueda ser funcional a la sociedad y a los otros”, señaló.

Se suele pensar que el problema de la depresión se manifiesta en una persona que todo el día está tirada en su cama. Pero tiene que ver con el no poder, el no sentirse capaz; pero no tiene que ver con el miedo en sí, sino que es otra cosa: “Tiene que ver con una inhibición de no poder, y de no poder ponerle palabras a lo que uno le pasa. Hay algo de la desconexión, que genera una imposibilidad de poder generar esos vínculos con los otros”, aclaró.

La pandemia, el aislamiento y las restricciones favorece el cortar los vínculos reales con el otro. El corte puede haber producido esa depresión: “Ha habido un aumento de casos, aunque hay un aumento significativo, pero estamos viendo las secuelas todavía, porque esto no termina. Hay que ir viendo los niveles en los que se produce esa desconexión, para brindar herramientas que permitan recuperar esa reconexión. Hay como una cuestión de no valorarse ni encontrar una razón para vivir, de merecer algo. La persona pasa una enfermedad, y hay un orden de verdad. Muchas veces avisan y hay que trabajar sobre esas cuestiones”.

Es como si uno no pudiera decir quién es, ,qué siente, en el sentido de no poder ubicarse en la red social en la que vivimos. El no poder sentir por el otro significa que no puedo sentir nada por mí: “El monto de energía no está en ningún lado. Al no tener un motivo para querer, para el otro, se pierde el disfrutar y el placer. Lo mismo con lo más básico, como comer y bañarse. Si se pierde esto, no lo voy a disfrutar”.

Finalmente, advirtió que la mayoría de las enfermedades mentales tienen causas múltiples, porque uno no es hoy y para siempre, ni tampoco una isla. El ambiente modifica nuestra conducta y nuestra biología. No podemos separar: “siempre que pensamos en una multicausalidad, pensamos en el entorno, que nos reconfigura y nos marca siempre”.


Andrés Vallasciani

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