Ana Paula Scarpecci, Psicóloga
27/11/21 18:23 | Locales
Llega el fin de año, y por estas épocas siempre aparece el momento de pensar en qué hicimos, de realizar un balance, de considerar qué se logro, y de confeccionar alguna especie de balance. Para la psicóloga Ana Paula Scarpecci, esto significa medimos imaginando un lugar más ameno, que nos de un sentido pleno para nuestra vida. Tiene que ver con el diagrama que confeccionamos de nuestros proyectos a corto y a largo plazo.
“Un psiquiatra que estuvo en los campos de concentración. Poseía muchos recursos simbólicos, pero no dejaba de sufrir y padecer la tortura, la falta de alimentación y demás. Además, el miedo a morir de cada día. Lo fue salvando la escritura de un libro, que está publicado, y que lo fue ayudando a pararse en lo cotidiano. Su objetivo era que tenía que salvar estos manuscritos, y esto lo incentivaba. En nuestro caso, más allá de ciertas circunstancias, no estamos sobreviviendo todo el tiempo, y por eso pensamos en tratar de habitar en lo que uno es, formándose como un sujeto en relación con el entorno. La conciencia de ser nos diferencia de los animales, que por instinto sobreviven. Construimos una sociedad que nos permite habitar desde otro lugar. El deseo de uno, lo que lo mueve a seguir adelante y que le da la energía para enfocarse, es muy propio, y es el motor para seguir”
Lo que pasa a nuestro alrededor influye en nosotros, también los demás y las modas del momento. Uno no está afuera, pero también hay que detenerse a pensar en las imposiciones, y valorar nuestro deseo personal: “No hay algo que me diga que espera el otro de mí. Pero hay que pensar en si me hace feliz algo. En la crianza se juega mucho el deber ser y los ideales. Es una cuestión muy fuerte. Pero la personalidad y la subjetividad son personales, y deberíamos poder movernos de ese lugar que nos incomoda. Hacer lo posible para salir de eso. Tiene que ver con el disfrute y con lo que a uno le resulta saludable y le hace bien”
Evidentemente, en casos de pobreza extrema, uno está en una supervivencia constante, y en estos casos no se puede elegir. Se produce un estado de marginalidad, por un sistema que va en contra de lo colectivo. Estas son preguntas que como sociedad que nos debemos hacer: “Si pensamos que se debe salvar como pueda, y que si quiere y puede hacerlo, y que si no tiene es porque no trabaja. Pensar así da miedo, es capitalismo salvaje, y si como sociedad vamos a eso, no nos dirigimos a buen puerto. No es que cada uno se salva solo. Uno que no puede tener satisfecha sus necesidades de base, no puede correrse de ese lugar, y no se le puede pedir demasiado en este sentido”
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