Padre Javer Perelló, en la Iglesia San José
19/12/21 12:06 | Locales
En el cuarto domingo del tiempo del Adviento, el Padre Javier Perelló presidió una nueva misa en la comunidad de la Iglesia San José de General Lagos, y en su homilía, se refirió al hecho de aprender a meditar, a pensar y a estar con Dios, y eso lo aprendemos del mejor ejemplo: la Virgen María, que nunca le quita gloria a Jesús, y cuando se presenta, lo hace para que busquemos siempre a Dios:
“Ella agradece a Dios por las grandes cosas que hizo, en su alma y en el mundo, con su sencillez de corazón. En este tiempo del Adviento tuvimos que aprender a alegrarnos, a regalar y a compartir alegría, como algo que no podemos comprar, sino que es de cada persona. Alegrarme por mí, que se alegren por mí, y alegrarme por los demás. Así lo hizo ella. Por ese gozo de ser madre va a compartir con otra mamá, ese contento, llevando también un mensaje de bien”.
Hay gente que es buena, y otra que no, pero Dios se manifiesta de manera oculta, en esa bondad, en eso justo, en eso bello y alegre, en quienes irradian eso: “En ese rato que comparten ellas, las madres, hay una presencia oculta, que es la del Verbo encarnado, que llenaba el alma de gozo. Porque el alma no se llena de cosas materiales, sino espirituales”
Este tiempo debe ser para compartir el gozo, y para agradecer, aún en todos los problemas y los golpes de la vida: “Yo se que muchos de nosotros pasamos situaciones terribles. Momentos difíciles que no nos animamos a compartir, y que nadie da a entender a veces. Pero en esta semana, hay que agradecerle por los regalos que nos hace, por nuestros momentos de alegría, nuestros hijos, nuestras familias y amigos. Compartir con alegría las cosas que podemos dar, que brotan con nuestra renuncia. Es más fácil darle una sonrisa a una persona, pero es mucho más difícil hacer reír a esa persona todos los días. Dar un abrazo, perdonando. Aún así, es la forma más hermosa de arrancar una sonrisa. Hay que hacer un esfuerzo, y no es fácil. Es una tarea muy difícil, pero hay que empezar reconociendo todo lo que Dios ha hecho en nuestra vida”
Notilagos