Ana Paula Scarpecci
31/12/21 12:02 | Locales
Las fiestas se han redefinido. No siempre esto es algo malo, sino que tiene que ver con cuestiones que se fueron ganando en la evolución como sociedad. Así lo sostiene la psicóloga Ana Paula Scarpecci. En su opinión, el poder estar con quien uno quiere, el poder evitar los vínculos que no son saludables, y el poder correrse de aquellas mesas familiares que también suponían pérdidas: “El pensar que todo pasado fue mejor no siempre es cierto. Estamos abriendo caminos que nos permiten construir lugares más sanos. El negar que antes había pérdidas es un error. No es que no las había, sino que uno lo vivía desde otro lugar, porque uno no tiene registro dado que la mayoría sucedía en la infancia. Siempre va a faltar alguien, y no se puede idealizar el pasado. Antes no había tantas separaciones ni divorcios, por ejemplo, pero había personas que se llevaban muy mal y que convivían, a su pesar y a veces al de los demás. Debemos pensar que construimos para mejor, y no plantearlo desde la nostalgia. Tenemos nuevas leyes que nos permiten leer las cosas desde otro lugar. Otro ejemplo puede ser el uso de la pirotecnia, que hace treinta años era lo normal y establecido. Hoy con la información que tenemos, ya planteamos cada vez más el dejar de utilizarlos. Se sigue utilizando, pero hay que mirar el avance, porque cada vez se usa menos. Hay que pensar en el crecimiento en lo colectivo. Venimos de lugares no saludables que nos han puesto en lugares tóxicos dentro de la misma familia, y haber roto con esto, es algo importante. Estábamos todos juntos, pero ¿a qué precio?”
Cuestionemos con quién queremos estar en estas fechas, porque no es una cuestión de parentesco. Son tradiciones tan fuertes, y es tan difícil desarmar muchas cosas. Lleva tiempo hacer un movimiento con lo que tenemos, y lo que se puede hacer desde lo social, mejor: “Hay que hacer otra lectura, como por ejemplo pasar tiempo con la familia de origen. Esto se puede pensar de otra manera, porque todo se trata de contratos, con la pareja y con la familia. Qué podemos negociar y qué no. Uno se casa con el otro y con su historia, por eso también hay que ver qué se negocia y qué se construye. Todo lo social es una construcción, que es lo que el hombre hace, pero que se termina instalando y haciendo tradición, pero uno no tiene que dejar de pensar que en un momento se instaló. El desafío es romper algunos moldes, siempre con el respeto y teniendo en cuenta un acuerdo sano. Hay que cuestionar lo que nos enseñan, para poder elegirlo o no elegirlo con libertad”.
Andrés Vallasciani
