Padre Javier Perello
01/01/22 12:04 | Locales
“La enseñanza del evangelio es ideal para sacar una enseñanza bellísima para el Año Nuevo con el que nos encontramos. Con el nacimiento de Cristo dividimos la historia en un antes y un después. María está muy cercana a la luz, al nacimiento de la historia. Está llena de esperanza, ante ese consumador del tiempo. . Conserva la paciencia en su corazón, contempla eso, y aprovecha y vive el tiempo presente y la realidad en la que vive. Nosotros, al iniciar un año nuevo, pensamos en las cosas en las que fallamos,las personas con quienes no estuvimos, y los proyectos que no pudimos llevar adelante. El tiempo perdido. Hay que tomar el ejemplo para no desesperarse, para conservar la paciencia, para no perder la cabeza. No hay que detenerse en el pasado, como la Virgen, que siempre está cercana a Dios, mirando el tiempo presente. Ella solo contempla al niño, a la promesa de Dios, a la luz. Por eso, mantiene un corazón lleno de alegría, que se va llenando de lo que hace Dios en ella. Contempla a su hijo, pero también a quienes se acercaban a adorarlo, como los pastores”
Hay que aprender a mirar la historia.
confiando en la providencia, mirando a Dios, y aquello que va haciendo en nuestra vida: “Siempre con esa gracia, con esa paz y con esa verdad. Ojalá María nos encuentre en este año nuevo con un corazón igual al de ella, y vea en nosotros hombres de fe, capaces de esperar, y de asumir compromisos verdaderos. Ni llorando por el pasado, ni ansiosos por el futuro. Sino mirando al presente, porque la vida se mide por instantes, y si no sabemos aprovechar las oportunidades y el tiempo en el que estamos, corremos el riesgo de estar encerrados en nosotros mismos. Jesús abre la historia y marca su finalidad. Por eso cada tiempo nuevo es una oportunidad más. Nos da esta gracia, y no debemos dejarnos aturdir por malas noticias. No tenemos que ser nosotros tampoco los transmisores de esa tristeza, angustia y apatía, sino que precisamente anunciemos buenas nuevas, con un mensaje de esperanza, precisamente con la buena noticia de Dios, mirando al tiempo nuevo, con Jesucristo presente en nuestra vida”
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