Padre Javier Perello
27/02/22 12:20 | Locales
“El libro del Eclesiastés nos muestra, como en la lectura del evangelio, las maneras en las que se puede manifestar el corazón del hombre: por medio de las palabras y del pensamiento. Pero lo que importa son los hechos, por los cuales se conoce la acción. Tenemos que estar contentos si se nos reconoce por nuestras acciones'
El mensaje tiene que ser también un signo de advertencia para nosotros que necesitamos hoy ser escuchados, con los conflictos que nos suceden. Aprender que hay mucha gente que tal vez pide ayuda, o que esta en el silencio necesitando: “ Estamos sufriendo situaciones muy complejas como la pandemia. A veces parecía que lo que pasaba nos sucedía a nosotros. Como si los demás sufrieran menos que yo. En realidad, mucha gente nos está pidiendo ayuda, diciéndonos. Tenemos una excesiva preocupación y demanda de un sector de la población muy vulnerable que son los niños y adolescentes. Hay que aprender a ver qué los motivos detrás de su falta de escucha y de no poner atender lo que les decimos”
La realidad es que muchos también siendo adultos están solos, aislados, sin ser escuchados. El Evangelio nos enseña cómo discernir en dónde está puesto el corazón, para madurar y para trabajar en ese interior, que si está ausente de la presencia de Dios, nos convertimos en un testimonio que no es de alegría y somos precios de la tentación: “Nuestro anuncio se vuelve duro y amargo. La tristeza y excesiva preocupación por otras cosas, va reflejando en los demás, a través de nuestros pensamientos y de lo que decimos. Hay que reflexionar y hacer examen de conciencia para ver en dónde está nuestro corazón, porque allí en donde está tu tesoro, ahí está tu corazón. Invito a todos a que recemos mucho y que podamos anteponer a Dios para dar un testimonio brillante para los demás, para transformar al mundo en esa relación con él. No vamos a solucionar el mundo, pero llevamos esperanza a muchos'
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