Desenlace fatal
03/09/13 17:37 | Zonales
Desde el año pasado, un joven de 22 años apodado Medio Loco vivía dentro de un Peugeot 505 estacionado en el límite entre barrio Tablada y Villa Manuelita. El auto era de un chapista de la zona, que le había dado permiso para pasar allí las noches. El muchacho estaba integrado a la actividad de la zona, y para ganarse unos pesos hacía algunos mandados para los vecinos. Anteayer, poco después de las 21, tres personas a bordo de un auto se acercaron hasta el vehículo donde descansaba Medio Loco. Uno se bajó, desenfundó un arma y disparó dos veces contra el joven, que murió antes de llegar al hospital. Para la Policía, se trata de un hecho confuso. Nadie se atrevió a aventurar un posible móvil del ataque.
“Le decíamos Medio Loco y era un pibe bueno, no un sinvergüenza”, contó ayer a El Ciudadano Juan Carlos, un chapista del barrio. Este hombre es quien, el año pasado, le dio permiso a Marco Antonio Sosa, de 22 años, para que durmiera adentro de un Peugeot 505 color azul eléctrico medio destartalado y roto que estaba estacionado en Doctor Riva al 100 bis. El mismo auto donde el muchacho fue ultimado a tiros.
“Fue a las 21 más o menos. Eran tres personas en un Fiat Duna blanco. Hacían como que querían estacionar por Doctor Riva. Uno de los muchachos se bajó con un revólver, le dijo a una vecina que estaba en la puerta que se metiera adentro y tiró”, reconstruyó un transeúnte que pasaba por la esquina de Doctor Riva y Esmeralda, mientras apuraba el paso y aseguraba que no conocía a los atacantes. El crimen que acababa de describir ocurrió anteanoche a la altura de Doctor Riva al 100 bis, en el interior del Peugeot 505 azul eléctrico que estaba estacionado.
“Te da lástima, porque era un pibe que estaba siempre en el barrio. No tomaba. Él se compraba una coca con un sándwich y se iba al auto”, recordó el chapista. “Ayer a la tarde (por el domingo) acomodó unos ladrillos de una vecina. A las 21 salí de mi casa para acompañar a mi hija hasta la parada del colectivo. Caminamos ocho cuadras y, cuando volví, Medio Loco estaba baleado. Se lo metimos de prepo a la Policía en el móvil porque no lo querían llevar y la ambulancia no venía. Se murió antes de llegar al hospital Roque Sáenz Peña”, continuó el hombre, mientras aseguraba que, por la hora, alguien tendría que haber visto algo.
Otros vecinos de la zona contaron que, hace unos años, Medio Loco se fue de su casa materna, ubicada en Necochea y Centeno, para irse a Buenos Aires. Pero el año pasado volvió y le pidió permiso a Juan Carlos, el chapista, para quedarse viviendo en el auto. Después desapareció un tiempo, porque se había quedado con unos pastores evangelistas. Fue hace unas dos semanas cuando volvió a pernoctar dentro del Peugeot.
Los vecinos remarcaron que la víctima se pagaba la comida con changas. “Cortaba el pasto, ayudaba a acomodar escombros o hacía mandados y los domingos le acercábamos un pedazo de asado. Se sabe que no fue un robo, pero no entendemos por qué lo mataron, si él no estaba metido en nada”, contaron.
Según fuentes policiales, el médico forense determinó que los proyectiles que quedaron en el lado izquierdo del pecho del fallecido son calibre 22.
De acuerdo con los investigadores, al cierre de esta edición los homicidas no habían sido reconocidos. Los uniformados descartan el robo como móvil del misterioso crimen.
Fuente: El Ciudadano