Lo mataron de tres tiros delante de su novia y frente a un carrito de comidas

Natanael Albornoz no tenía antecedentes penales y vivía a cuatro cuadras de donde lo asesinó un hombre que llegó en moto y se dirigió directamente hacia él para ejecutarlo

07/02/15 13:28 | Zonales

Al filo de la medianoche del jueves, Natanael Maximiliano Albornoz estaba sentado sobre su moto y junto a su novia. Esperaban, frente a uno de los carritos de comidas rápidas que hay en Alem y bulevar Seguí, que les entregaran un pedido. Fue entonces que otra moto se detuvo a metros de la pareja. Un muchacho arma en mano bajó del rodado y se dirigió directamente hacia Albornoz. Según los investigadores, entre los hombres hubo un intercambio de palabras, algo que los parientes de la víctima descartan de plano. Lo concreto es que el motociclista armado disparó al menos tres veces contra Albornoz impactándolo en tórax, abdomen y una pierna. Luego se subió a la moto y desapareció. Al muchacho malherido lo trasladaron al Hospital de Emergencias donde falleció entrada la madrugada. 'Era un pibe bueno, que no se metía con nadie. No tenía broncas ni nada de eso. La novia nos contó que el tipo se bajó de la moto y fue directamente hacia Natanael y le disparó', explicó a La Capital Cintia, una de las hermanas de la víctima.

Natanael Albornoz tenía 19 años y vivía en un pasillo que corre paralelo a calle 24 de Septiembre, entre Buenos Aires y Juan Manuel de Rosas, a cuatro cuadras de donde fue asesinado. Era uno de siete hermanos, no tenía trabajo estable y vivía junto a su padre enfermo. No tenía antecedentes penales. 'Nosotros no queremos que esto quede como un ajuste de cuentas, como andan diciendo. Queremos que al que mató a Natanael lo agarren y lo pueden hacer, porque el que lo mató salía de cargar nafta en la estación de servicios de Ayacucho y Seguí (a menos de 30 metros del lugar del crimen). Y media hora más tarde volvió al lugar para mirar como venía la mano', explicó uno de los parientes de Albornoz antes de recordar que en ese comercio y en la zona hay cámaras de videovigilancia.

Sin consuelo. En el pasillo de Buenos Aires al 3600, donde vivía Natanael Maximiliano Albornoz, ayer no había consuelo. 'No sabemos que pasó. Lo que sabemos es que ésto no tiene nada que ver con las drogas, como andan diciendo. El era un buen pibe, no fumaba ni se drogaba. Fijate cómo están todos en el pasillo. Todos consternados por lo que pasó con Natanael', explicó una de las tías del muchacho mientras secaba sus lágrimas con una servilleta de papel. El pasillo en el que vivía esta nueva víctima de la violencia que asola las calles de Rosario comienza en la plazoleta 'Tarrago Ros', en Buenos Aires y 24 de Septiembre, y paralela a ésta se extiende hasta 1º de Mayo.

El jueves, cerca de la medianoche, Natanael junto a su novia salieron en moto a comprar comida rápida. Fueron a uno de los carritos ubicados en las inmediaciones de Alem y bulevar Seguí. La pareja llegó a uno de los locales, que antiguamente supo funcionar en el cantero central bajo un toldo, y realizaron un pedido. En ese momento el lugar era un gentío repartido entre los dos comercios, vecinos cenando en la vereda e incluso un grupo que compartía un asado en el cantero central de la avenida. Todo eso sin contar el movimiento de la estación de servicios cercana. Una estación que posee cámaras de videovigilancia cuyas grabaciones se solicitaron en la investigación del crimen de Jonathan Herrera (ver aparte).

Esperando. Tras hacer el pedido, en el carrito a la pareja le dijeron que debían esperar unos 15 minutos. Entonces se quedaron sentados sobre la moto, a pocos metros del comercio. Habían pasado 15 minutos de la medianoche. 'Nosotros llegamos enseguida y hablamos con mucha gente que estaba en el lugar. Sabemos cosas que nos contaron pero la gente tiene miedo y olvidate que van a ir a declarar', explicó un pariente del pibe asesinado.

De acuerdo a los datos suministrados por los familiares, dos personas en moto salieron de la estación de servicios y transitaron directamente hacia donde estaban Albornoz y su novia. Uno de los motociclistas, arma en mano y a cara descubierta, caminó resueltamente hacia Albornoz y le disparó al menos tres veces. Para los familiares, el ataque se produjo sin mediar palabras y Natanael, al ver la inminencia del ataque, intentó correr.

Los investigadores valoraban la declaración informal de uno de los testigos que refirió que el motociclista le dijo a Natanael: 'A vos te quería agarrar'. A lo que la víctima habría respondido: 'Que te pasa, pelotudo'. Y la escena se completó con los balazos. Esa historia es inverosímil para los Albornoz. 'Mi hermano era bueno. No se metía con nadie. No era de esos pibes que se iba a meter en una pelea. No me la creo que lo haya desafiado, más teniendo el otro un arma. Pero no es mucho lo que sabemos', explicó Cintia.

Natanael quedó malherido en el lugar mientras los dos atacantes escapaban del lugar en la moto. Uno de los vecinos entregó a la policía tres vainas servidas calibre 9 milímetros y plomo deformado que, dijo, levantó del lugar. La familia Albornoz sostiene que la dupla asesina volvió a la estación de servicios a cargar nafta media hora después de haber baleado a Natanael. 'Eso tiene que estar en las cámaras de la estación', dijo una de las tías del pibe asesinado.

Enojo. Un móvil del Comando Radioeléctrico llegó a la escena del crimen y ahí se desarrolló un incidente reflejado de diferente manera. En un acta quedó documentado que el móvil policial se retiró por la hostilidad de los vecinos. Los familiares de Albornoz cuentan otra cosa. 'Le pedíamos a los vigilantes que lo llevaran en el móvil al hospital porque no iba a aguantar hasta la llegada de la ambulancia. Y el policía nos decía que no, porque cualquier cosa que pasara en el móvil era responsabilidad del chofer. Por eso se pudrió todo', explicó un familiar. Lo concreto es que a Natanael lo cargaron en un Peugeot 206 gris y lo trasladaron al Hospital de Emergencias. Allí ingresó directamente al quirófano y murió pasadas las 2 de la mañana.

'¿El problema de fondo sabés cual es acá? No le importamos a nadie. Y desde que se fueron los gendarmes, estos guachos volvieron más enardecidos. Andan con las motos, te balean, se te ríen. Total, nosotros no le importamos a nadie. Sino mirá el caso de Jonathan Herrera', explicó una doña de Alem y bulevar Seguí, mientras miraba los dos enormes perros que, atados, custodiaban a la sombra de uno de los árboles en el cantero central. El caso es investigado por el fiscal de la Unidad de Homicidios Ademar Bianchini.