David fué un baluarte en la Copa Davis

David fué un baluarte en la Copa Davis

Nalbandian, entre el que fue y el que pudo ser

Se retiró David y Matias Martínez nos trae un análisis sobre su carrera.

03/10/13 19:12 | Sociales

Mientras saltaba revoleando su raqueta y llenando su boca de euforia, sabía que el ace a la 'T' con el que había cerrado el partido redondeaba una de las victorias más transcendentes de su carrera. El triple 6-4 a Marat Safin, en Rusia y por la final de la Copa Davis en el 2006 era, ni más ni menos, que una nueva muestra de su repertorio infinito de tenis, una nueva demostración de lo que un ser humano puede hacer con una raqueta y una pelota.

Casi un año más tarde llegarían sus semanas de fantasía en los Masters de París y Madrid en el 2007, en los cuales se coronó campeón venciendo en un par de ocasiones a Roger Federer, Rafael Nadal y una vez a Novak Djokovic. Y todo en dos semanas.

Más rubio, con el pelo corto y varios años más joven sorprendió al mundo cuando en su debut en Wimbledon llegó a la final en la Catedral del tenis. La historia de la dura derrota contra el australiano Lleyton Hewitt es conocida. Pero el zarpazo ya estaba dado. Desde aquel día quedaría por sentado que los Grand Slam eran una cita más que motivacional. Único argentino en llegar a las semifinales en los cuatro torneos más importantes del mundo, se situaba como el tenista más completo de toda américa.

Los buenos resultados y el tercer puesto en el ranking mundial en octubre del 2006 lo catapultaban como el gran rival de Federer y Nadal, ese que podía cambiar el rumbo de la historia.

La remontada en la final del Master de Shangai, las innumerables victorias del circuito, las batallas en la Copa Davis y su adaptación a todas las canchas. Federer, Nadal, Djokovic, Murray, Davydenko, Ljubicic, Hewitt, Ferrer, Berdych y Tsonga lo sufrieron. También Juan Martín Del Potro, Juan Mónaco y Carlos Berlocq, algunos de los exponentes de la era post-Legión. Guillermo Coria, Gastón Gaudio, Mariano Puerta, Guillermo Cañas, Juan Ignacio Chela, Agustín Calleri, José Acasuso y Mariano Zabaleta fueron compañeros del circuito, cada uno de ellos desarrolló una carrera exitosa. Sus triunfos fueron valorados en su momento y son recordados y festejados, pero ninguno de ellos llegó al reconocimiento popular y la admiración internacional que él tuvo.

Todo eso y mucho más es David Nalbandian, a quién la primavera del 2013 le maduró la decisión más importante de su carrera: decir adiós al tenis profesional. Con él se va el jugador talentoso, el de los reveses paralelos y las jugadas increíbles. Con él se va la última esperanza popular de ganar alguna vez la Copa Davis.

Pero este mismo Nalbandian es aquel que está considerado como el mejor jugador de la historia que nunca pudo ganar un Grand Slam. El que pudo ser número uno y no lo fue. El que pudo haber llevado al equipo argentino de tenis a lo más alto del mundo y se quedó en el camino.

Porque el mensaje entre líneas que deja un jugador talentoso como él es aquel que refleja una carrera en la cual nunca pudo cumplir sus dos principales objetivos, aún teniendo las posibilidades para ello: Triunfar en un Major y ganar la Davis.

Porque también es ese Nalbandian. El de las derrotas inesperadas y las continuas lesiones. Ese que jugó bien los torneos importantes pero no pudo mantener una base de puntos mediante los ATP y los Masters durante varios años.

Y también es ese que priorizó la Copa Davis como objetivo personal y no grupal. Porque siempre Nalbandian ofreció un combo explosivo. Como si un cable de un color detonara el crack que era, y el de otro color el líder que quería ser por sobre todas las cosas. Las peleas con Coria primero, Del Potro después, la Asociación Argentina de Tenis, los capitanes, los compañeros de cabotaje, las sedes y el dinero. El Rey estuvo en todo. Como en la cancha, estaba en cada uno de los sectores a tener en cuenta.

El talento quedará en los videos y se podrá disfrutar en internet. Los partidos inolvidables y las batallas en Rusia en el doble en el 2002 también. El llanto tras ganarle a Robin Soderling en Buenos Aires en el 2008 aún emocionará. Sus números en la Davis difícilmente sean superados. Pero en el inconsciente colectivo quedará la final desperdiciada como local y las peleas internas. Su disputa con Del Potro. Mar del Plata. Verdasco y Feliciano López. Tal vez, en alguna tarde de pesca se le pasará por la cabeza lo que a todos. Y pensará en el que fue, y en el que pudo ser. O tal vez no.

Matias Martínez

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