Mempo Giardinelli
24/11/16 10:54 | Nacionales
Sin piedad, Mempo Giardinelli se despacha con un demoledor balance del año de la presidencia de Mauricio Macri. 'Es sectaria, extremadamente beneficiosa de los sectores oligárquicos y profundamente antitrabajador', describe, para luego sentenciar que 'en once meses (de gobierno) hicieron prácticamente el mismo daño que Carlos Menem en una década'.
'Además, tienen al país muy desencantado y pensamos que la paz social está en peligro', advierte a La Capital el escritor y periodista, que el lunes pasado estuvo en Rosario para acompañar la presentación del libro 'El asesinato del capitán Laurent', de Pedro Peretti, otrora dirigente de la Federación Agraria Argentina (FAA).
Metido de lleno, junto a artistas, escritores y militantes, en el relanzamiento del Manifiesto Argentino como un movimiento programático, Giardinelli contradice los vaticinios del jefe del Estado ('Si Cambiemos llega a ganar en 2017 será por un fraude'), evalúa el impacto político del cerco judicial sobre la ex presidenta Cristina Kirchner y alienta 'un proceso por el cual lo que fue el Frente para la Victoria (FpV), el peronismo combativo, los radicales yrigoyenistas y los socialistas de Alfredo Palacios, que todavía quedan algunos, constituyan la esperanza del país'.
—¿Qué balance traza a casi un año de gestión de Macri?
—El balance es muy negativo y, por esa razón, junto a un grupo de amigas y amigos asumimos la responsabilidad de reponer el Manifiesto Argentino como una perspectiva de pensamiento para el país. Porque este gobierno es... (pausa) Estoy tratando de afirmar algo que no diga todo el mundo, porque creo que es más que evidente: es una gestión sectaria, extremadamente beneficiosa de los sectores oligárquicos y profundamente antitrabajador. Y las condiciones en las que está dejando al país son visibles. En once meses hicieron prácticamente el mismo daño que Menem en diez años.
—Hay indicadores que motivan un cierre de 2016 con preocupación...
—Es muy grave eso porque, además, tienen al país muy desencantado y pensamos que la paz social está en peligro.
—¿Por qué?
—Porque hay una agresividad por parte del gobierno que es extrema. Su beneficio a los sectores más ricos es realmente ofensivo, incluso hasta para cualquier visión de la dignidad humana. Es una imagen completamente negativa la que tengo. Hay que decir también que esta gestión es producto de una gran estafa.
—¿De qué se trata?
—Ellos estafaron a la sociedad, a sus propios votantes. Gran parte de los argentinos votó con sinceridad, buena fe e ilusionada con un cambio, y estos tipos se han aprovechado de ello para sus negocios. El país se encuentra con un endeudamiento gigantesco de miles de millones de dólares y sin una mínima inversión. Eso es claramente inmoral y, desdichadamente, tienen a su favor un sistema de medios de comunicación que los protege y les otorga beneficios todo el tiempo hablando de la corrupción pasada y la herencia recibida, junto a una Justicia cómplice. Es cierto que ocurrieron cosas condenables, pero ya pasaron once meses y todo eso sirve para tapar y no mencionar las cuentas offshore y los 350 mil millones de dólares que poseen tenedores argentinos, entre ellos la familia Macri. Es una vergüenza, algo muy injusto para la Argentina.
—En contraposición a su radiografía del país, Macri afirma que Cambiemos ganará en 2017...
—Creo que es un diagnóstico audaz, pero también provocador, y no deja de tener una perspectiva: ellos están desesperados por una ley que les otorgue el voto electrónico porque será la manera en que harán fraude. Si llegan a ganar en 2017 será por un fraude. Todas las encuestas les vienen dando un 70 por ciento en contra respecto de las políticas del gobierno, y eso no se revierte mágicamente. Entonces, el voto electrónico constituirá la única herramienta que les permitirá decir que ganaron, pero no van a ganar. Además, están comprando las voluntades de muchos que deberían ser opositores, varios de ellos del FpV.
—¿Cómo sería esa maniobra?
—Supongo que los deben tener chantajeados con carpetazos o amenazados. De lo contrario, no se explica que algunos legisladores que representan a sectores populares voten las tropelías de esta gestión.
—¿Respalda el proyecto que declara la emergencia social?
—En principio, todo lo que pueda servir para aliviar la situación del pueblo trabajador me parece que está bien. Sin embargo, no creo en ese tipo de propuestas por parte de una CGT cuya dirigencia sindical no me merece ningún respeto. No tengo esperanzas en lo que puedan llegar a hacer. Sí confío en los sectores de la CTA que lideran Pablo Micheli y Hugo Yasky, a quienes defino como luchadores con una intencionalidad honesta y en favor de los trabajadores. No pienso lo mismo de la gran mayoría que conduce la CGT. De hecho, vienen protegiendo al gobierno de Macri, frenando y obstaculizando toda perspectiva de huelga general, una medida que hace rato se tendría que haber materializado.
—En ese contexto, ¿cómo visualiza a Cristina frente al año electoral en puerta?
—La verdad es que no lo sé; no tengo relación con ella y sólo estoy al tanto de lo que publican los diarios. Pareciera que tiene alguna perspectiva e imagino que está muy complicada, más allá de que es una luchadora, con la cantidad de causas que le están inventando y la disputa que llevan adelante para correrla del medio. Un verdadero disparate que no llegará muy lejos. Lo más importante no es tanto la cuestión de una figura, aunque sea tan emblemática como la de la ex presidenta, sino un proceso por el cual lo que fue el FpV, el peronismo combativo, los radicales yrigoyenistas y los socialistas de Palacios, que todavía quedan algunos, constituyan la esperanza de nuestro país. Al menos deposito la mía en ellos.
—¿Qué papel desempeñará el peronismo?
—Nunca fui kirchnerista, aunque siempre acompañé desde una perspectiva crítica e independiente. No conozco cómo se encuentra internamente el FpV, tampoco el peronismo. Al Manifiesto Argentino lo conformamos ciudadanos con una independencia de criterio y un conjunto de ideas que consideramos necesarias para la salud y la recuperación de la República.
—La ex presidenta habló de avanzar hacia un gran frente nacional y popular. ¿Es viable esa construcción?
—Si esta vez saben construir políticamente, será viable. Si la perspectiva es 'acá estamos, vengan con nosotros', incurrirán en un error. De existir diálogo y estructura política, eso será posible.
—¿Considera que hubo suficiente autocrítica tras la derrota electoral de 2015?
—Quiero creer que sí, que hay un pensamiento autocrítico en algunos sectores. Tengo la esperanza de que sea así. Eso no quiere decir que salgan a decirlo públicamente ni a rasgarse las vestiduras arriba de un escenario. En política todas las lecciones se aprenden. Algunas son más duras, otras menos, y el que no aprende está perdido. Pero hay muchos sectores que sí están haciendo una buena lectura a futuro.
La Capital