Anabela Fava
18/12/15 12:55 | Locales
Anabela Fava comenzó a patinar a los 3 años y medio en el Club A. Libertad de General Lagos. Después de unos años, se pasó al Club A. Rosario Central; y finalmente, hace 5 años que patina para el Club A. Unión de Arroyo Seco.
Al principio, y debido a la edad que tenía en ese momento, podría decirse que fue como un juego en donde iba para divertirse y pasarla bien con sus compañeras. Ahora no sólo busca divertirse a la hora de patinar, también tiene otras cosas en cuenta, como la responsabilidad, el compañerismo, el crecer cada día más.
A las primeras caídas las consideraba como parte del deporte, ya que si se caía se levantaba y seguía patinando. No fueron un impedimento para ella.
Participó en muchísimas competencias. No tiene un número específico, pero más de 30 seguro. Gracias a estas competencias pudo recorrer varios lugares de Argentina tales como Buenos Aires (I. Casanova, Chacabuco, Zárate y Arrecifes), Córdoba (Río Ceballos, Marcos Juarez y Río Cuarto) y Misiones (Montecarlo y Puerto Iguazú) Fueron experiencias muy lindas que vivio, donde en cada una aprendio muchas cosas.
La joven reconoce: “Esta actividad no podría considerarla como un hobbie, porque es más que eso. Es una pasión. Prácticamente, patiné durante toda mi vida, y no me arrepiento. Al contrario, cada vez me gusta mucho más. Y a pesar de las obligaciones y responsabilidades que tenga, siempre trato de buscar un tiempo para patín. No sólo es un deporte más, sino que es mi lugar en donde un día difícil se olvida, donde puedo relajarme, donde comparto charlas, experiencias, risas con mis amigas; parece otro mundo. Puedo tener un mal día, me pongo mis patines, salgo a la pista y es otra realidad, todo lo malo desaparece”.
También, confesó: “Durante los 18 años que patino, nunca había tenido caídas tan fuertes como la que tuve el año pasado. Estábamos practicando para el festival, yo debía levantar una pierna con un grupo y el otro pasaba agachado por debajo nuestro, pasaron y una de las chicas paso mal y chocó contra mi pierna que estaba en el piso. Esto hizo que yo me cayera de boca contra el piso, provocándome una triple fractura con desplazamiento del cóndilo (el hueso que une la mandíbula) y me tuvieran que operar y ponerme tornillos para acomodar la mandíbula. Estuve dos meses comiendo todo líquido o triturado porque no podía masticar y con muchos dolores fuertes que eran insoportables, después de que me sacaron los tornillos volví a patinar enseguida, aunque con un poco más de cuidado porque hacía poco que me había recuperado”.
En cuanto los valores del deporte que aplica en lo cotidiano, manifestó: “En la vida también soy así. Me caigo y me vuelvo a levantar. No importa que tan fuerte sea lo que pase, no me dejo vencer. Puedo tener momentos, como todos, en donde me pongo mal o lo que fuese, pero busco la manera de salir adelante, sin que nada me detenga. Como pasó con la caída en patín: fue un tremendo golpe, pero no por eso baje los brazos, sino que volví a hacer lo que amo. Yo creo que con voluntad, las cosas se logran, solo hay que tener paciencia, perseverancia y ganas de avanzar, de crecer con cada experiencia o momento vivido”.
Andrés Vallasciani